En un tobogán

11 de Enero de 2025

Enrique Del Val
Enrique Del Val

En un tobogán

enrique del val

En este mes de mayo se han intensificado los diversos problemas que tiene el país y otros inesperados se han acumulado, por lo que pareciera que la nación está en un tobogán, sin que sepamos con claridad si vamos a aterrizar en el pasto o en un precipicio.

Esto incluye tanto a los grandes temas que nos afectan, como a aquéllos que afectan solo a una parte de la población o algún segmento económico, nacional o extranjero. Uno de los principales problemas que nos perjudica a todos es el clima de inseguridad y la gran cantidad de delitos de todo tipo que se cometen diariamente, desde extorsiones y secuestros hasta desgraciadamente, asesinatos. Las versiones de incrementos o reducciones en ellos difieren entre la propaganda oficial y lo que reportan diversas fuentes, pero lo cierto es que en casi todo el país vivimos en un clima de inseguridad permanente; y pareciera que desde el punto de vista gubernamental esta situación está normalizada, ya que dan los datos como si estuvieran contando enchiladas. Lamentablemente, quienes han sido extorsionados, o a quienes les han desaparecido o asesinado a algún familiar o conocido, muchas veces se quedan sorprendidos ante la falta de empatía para con ellos.

Se puede estar o no de acuerdo con las cifras que declara el ejército estadounidense sobre las zonas que hoy controlan las diferentes organizaciones criminales, pero el hecho concreto es que es algo real y que las tenemos presentes en casi todos los estados del país. Un ejemplo es lo que sucedió hace algunos días en Huitzilac, Morelos, a 50 km. de la capital del país, en donde dichos grupos agredieron a viajeros, y los comentarios del pueblo que los sufre todos los días es que los “malandros” (como les dicen) son conocidos por todas las autoridades locales, estatales y federales. Si la Guardia Nacional no puede combatir a esos criminales tan cerca de la capital, qué podemos esperar de ellos, por ejemplo, en Matehuala, donde ya es común el secuestro de camiones de pasajeros. Y el cobro de piso a los comerciantes ya es otra normalidad.

Otro tema que también sorprende a muchos es el combate del Ejecutivo a los órganos autónomos, destacando la Suprema Corte de Justicia (SCJN) y el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI). Podemos estar de acuerdo o no con sus resoluciones, pero hay formas de combatirlas, más allá de diatribas o de fomentar su inoperancia, como es el caso del INAI.

Se puede aceptar que dentro de los programas del gobierno —a los cuales por cierto les ha faltado un mínimo de planeación—, les urja que se terminen las obras, pero de ahí a ocultar la información sobre cómo se hicieron, a qué precios y a quiénes contrataron, es otro tema. No debería haber ningún problema en dar a conocer todos los detalles.

Desgraciadamente, todo apunta a que en materia de transparencia y corrupción, el actual gobierno saldrá mal librado, incluso si el próximo es del mismo partido, porque, como siempre ha ocurrido, poco a poco saldrán a la luz todos los excesos o actos indebidos realizados por muchos servidores públicos, quienes, según varios rumores, se han enriquecido al amparo del ocultamiento de la información.

Un último suceso es la llamada “ocupación temporal” de un tramo de la empresa Ferrosur, cuyo dueño es parte del Consejo Económico Asesor del Presidente, y que, independientemente de la solución que se dé, asombra la ocupación militar, por las consecuencias e imagen que se dé a los inversionistas nacionales y extranjeros.

Desde las declaraciones absurdas e insensatas de la titular de la Conade hasta la compra del departamento por el secretario de la Defensa, se deja ver casi todos los días que algo raro está pasando en el país y que estamos metidos en un tobogán sin rumbo.

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