Estamos viviendo una etapa bastante convulsa, no solo en México sino casi en todos los países del mundo y el tema central, a mi juicio, sigue siendo el de la desigualdad creciente entre los que lo tienen todo y a los que apenas les alcanza para mal comer. El problema es que estos últimos son cada día más y las protestas están proliferando en muchos países, donde sólo las aplacan a balazos. Un punto crucial es el por qué los ricos siguen engrosando sus fortunas y los Estados nacionales tienen tan pocos instrumentos para controlar, y no digamos evitar, la disparidad de ingresos entre el famoso 1% y el resto de la población. Es irónico que el mejor estudio de este tema se encuentre en el denominado “Global Wealth Report”, que todos los años publica el Banco Credit Suisse, y que en su último reporte analizó el patrimonio de 5,300 millones de personas. Y digo que es irónico porque este banco suizo, que incluso se menciona puede ser uno de los primeros en caer, ha sido denunciado por albergar durante varias décadas fondos ilícitos.
A raíz de una filtración de datos en la que se analizaron más de 18 mil cuentas del banco, la Organized Crime and Corruption Reporting Proyect encontró que se habían guardado y protegido las fortunas de personas ligadas a la corrupción por cerca de 100 mil millones de dólares. Según los medios de comunicación, el banco tuvo que pagar 2.6 billones de dólares al Departamento de Justicia estadounidense por tales hechos, entre otras cosas.
A pesar de lo anterior, el estudio es excelente y nos permite conocer la terrible concentración de la riqueza que se ha acentuado en varios países a partir de la crisis de 2008. El exclusivo grupo de personas con un patrimonio neto ultra alto (UHNWI, por sus siglas en inglés), goza, como diría el clásico, de cabal salud.
Según el estudio, al final de 2021 la riqueza global era de 463 trillones de dólares, con un incremento del 10 %. Los Estados Unidos están a la cabeza de los ricos, con 140 mil personas (UHNWI) que tienen un patrimonio superior a los 50 millones de dólares y se estima que ahora hay 62.5 millonarios en el mundo, un incremento de 5.2 millones de personas respecto a 2020. Es decir, a pesar de la pandemia los ricos crecieron casi un 10%.
Por lo que respecta a nuestro país, los datos arrojan que existen 145 mil personas que tienen más de un millón de pesos y en la clasificación UHNWI existen casi cuatro mil personas con un patrimonio superior a los 50 millones de dólares y sólo 16 tienen más de mil millones de dólares.
El reporte también da datos sobre la desigualdad, confirmando a América Latina como muy desigual y menciona que ésa ha aumentado sobre todo en la población más pobre, donde en dos años el 40 % de los adultos han pasado de disponer del 1.8 % de la riqueza a tener 0.2 %, mientras que 40 % más rico ha pasado de poseer el 27 % de la riqueza a ostentar el 36 %.
Con estos datos, uno se pregunta cuál es la razón fundamental para que no se pueda realizar una mínima modificación impositiva (llamémosle así para que no se asusten con el término reforma fiscal), que permita al gobierno por lo menos duplicarle el monto de impuestos a los cuatro mil que tienen más de 50 millones de dólares. Se han agotado casi todos los recursos ahorrados en fideicomisos; se han hecho recortes en partidas que se consideran no importantes y ya estamos viendo las consecuencias: cada mes el costo del tren maya y la refinería se incrementan y el crecimiento de la economía no da lo suficiente. Somos 120 millones de habitantes y la propuesta sería afectar a una parte del 1% más rico de este país, con el objeto de incrementar los ingresos públicos, más allá de obligar a pagar lo que deben. Se había dicho que habría una reforma fiscal en la segunda parte de este gobierno y, por lo que se ve, se trata de otra promesa ya olvidada.