El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha publicado un documento muy importante e interesante denominado “Cómo vamos a la mitad de la administración”, que hace un análisis del cumplimento de la actual administración pública federal en las metas del ámbito social en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024.
El documento presenta una serie de gráficas y tablas, así como un final denominado Hallazgos y Recomendaciones, donde vienen sugerencias y conclusiones que dan cuenta de la situación real, más allá de los discursos.
Comentaré algunos de los datos más trascendentes y que, como mencionan los autores, toman en cuenta el periodo atípico que hemos vivido con la pandemia.
Así, se indica que del total de programas del área social que tenían información sobre sus metas intermedias, ya sea en 2020 o en 2021, tenemos que el 35 % de ellos alcanzaron su meta; 11 % no la alcanzaron; 38 % presentaron retrocesos con respecto su línea base y señalan que 15 % obtuvo un logro muy superior a lo establecido, lo cual genera dudas respecto a que si las metas establecidas eran fáciles de superar o fueron poco realistas.
Parte de lo no avanzado se justifica, como decimos líneas arriba, por la pandemia y la imposibilidad de modificar las metas, haciendo difícil su cumplimento tal y como estaba planteado originalmente.
Un tema de la mayor relevancia es el referente a la educación, particularmente la tasa bruta de escolarización en la media superior y superior.
Según información sobre educación media superior, para 2021 y considerando solo mujeres tenemos que había 83.8 % y se espera alcanzar el 93.4 % en 2024; en el caso de hombres, se tiene 73.4 % para llegar a 86.8 %.
Por lo que respecta a la educación superior para mujeres, los datos reflejan que se tiene 45.8 y se espera llegar a 50.9 % y en hombres se pretende pasar de lo que se tenía en 2021, es decir, 39.3 a 49.
Estos datos muestran, si se cumplen, que por cada dos jóvenes que terminen la educación media superior solo uno tendrá acceso a la superior. Creo que el anterior es uno de los problemas más graves de los cuales el Estado en su conjunto tendría que hacerse cargo, por las implicaciones sociales, económicas y políticas que tiene tal hecho.
Con el presupuesto de egresos aprobado para el próximo año se ve muy difícil que se cumplan las metas fijadas para 2024 en el PND, lo cual demuestra, entre otras cosas, que estos niveles educativos tampoco han sido prioridad en el actual gobierno.
Otros indicadores también preocupantes son los que se refieren a la alimentación. En una de las gráficas que señala los coeficientes de autosuficiencia alimentaria, agrícola y pecuaria muestra que en 2021 se tenían 70.8 %, 63 % y 81.5 % respectivamente, y la meta para 2024 es de 80 %, 674 % y 90.8 % respectivamente; sin embargo, con la tendencia que se lleva y la situación tan especial que estamos viviendo, tampoco se ve factible poder cumplir con las metas establecidas.
Es de reconocerse que gracias a los aumentos crecientes y sostenidos del salario mínimo y a pesar de la inflación se ha logrado una disminución del porcentaje de población con ingresos inferiores a la línea de pobreza extrema por ingresos, como lo demuestra una de las gráficas, en la que en 2018 había 27.3 % de población en esa situación y para 2020 se redujo a 24.9 %; y se espera cumplir con la meta en 2024 de tener solo a 19 %. Esperemos que se logre dicha meta, ya que es uno de los temas más lacerantes de nuestro país.
Ojalá y las autoridades responsables tomen nota cabal de este documento, en cual se han identificado áreas de oportunidad que permiten que los ejecutores responsables hagan los ajustes adecuados para acercarse lo más posible a la meta planteada en el PND, tomando en cuenta la frase de Coneval de que “lo que se mide se puede mejorar”.
