Civilidad y democracia

22 de Noviembre de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Civilidad y democracia

enrique del val

Desde que se anunció oficialmente la desaparición del programa denominado Escuelas de Tiempo Completo (ETC), el cual estaba a cargo de la Secretaría de Educación Pública (SEP), decenas de artículos, tanto en la prensa como en las redes sociales, han criticado la medida. Todo apunta a que se trató de una decisión desafortunada y que incluso puede ser revertida, pues esta semana se anunció que la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados aprobó la instalación de una mesa de trabajo con la SEP, y algunos partidos han manifestado que presentarán un punto de acuerdo para pedir al gobierno que este programa no desaparezca.

Es importante destacar que quizás es uno de los pocos programas gubernamentales que ha sido conservado por tres gobiernos de partidos diferentes; lo inició el PAN, lo continuó el PRI y Morena lo mantuvo durante dos años, lo cual quiere decir que no era, ni es tan malo. Además, ha sido considerado como muy bueno, no solo por las instancias nacionales, como el CONEVAL, sino también por la UNICEF. Incluso la Auditoría Superior de la Federación manifestó que, a pesar de ciertas deficiencias, el programa cumplía con su cometido fundamental y que se basa en algunos principios básicos, como son: la atención prioritaria a comunidades rurales mayormente indígenas, que los estudiantes mejoraron su aprendizaje y que para muchos estudiantes la alimentación otorgada era quizás la única del día. Tan solo por este hecho resultan fundamentales las ETC.

La justificación dada por la SEP para su eliminación pareciera que no corresponde a lo que significa el programa para las familias; decir que ahora los recursos se orientarán a la dignificación de las escuelas como tema prioritario y, por lo tanto, no les alcanza para sostener las ETC, resulta incongruente con un gobierno que tiene como máxima “primero los pobres”. En las ETC, los pobres son seguramente todos los que participaban en ellas.

La crítica ha sido de tal magnitud que algunos gobernadores, como el de Puebla, han manifestado que continuarán, o la jefa de Gobierno de la CDMX, quien también ha dicho que apoyará su permanencia, con el acuerdo de la SEP. Es de destacarse que la CDMX hasta ahora no aportaba recursos, dado que los maestros que participaban ya están dentro de la nómina federal y los alimentos eran pagados por los propios padres de familia, al contrario de varios de los estados, donde la aportación era del gobierno federal.

Sería muy conveniente que no solo en el caso de las ETC, sino también en el resto de la educación, se pudiera demostrar la importancia que este gobierno le da a este sector, porque hasta ahora no se ha visto, con algunas excepciones, como las escuelas normales, las cuales han recibido recursos crecientes para las actividades que desarrollan.

Si bien ha habido un extraordinario avance en materia legislativa que habla de compromisos monetarios del Estado, éstos no se han visto reflejados hasta ahora en la realidad, y las penurias son crecientes. Además, ya es casi imposible que se logren los compromisos que supuestamente se deberán alcanzar al finalizar el actual gobierno.

Por eso es que estamos en un año crucial para la educación en general, y será el Proyecto de Presupuesto para 2023, que próximamente se deberá ir trabajando, el que nos demuestre si la educación es un tema importante y que merece un incremento sustancial en todos los ramos, desde la preescolar hasta el posgrado.

Esperamos que las reacciones habidas desde varios puntos de vista ante la desaparición de las ETC hayan sido un mensaje claro de lo importante que es tener a la juventud inmersa en la educación, como una de las formas de mejorar la tan urgente civilidad y la democracia en nuestro país.

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