En un número reciente de la revista francesa L’OBS, así como en el periódico español El País, le hicieron sendas entrevistas al economista Thomas Piketty, calificándolo como la estrella de la economía actual.
Piketty se ha convertido, sin duda, en un personaje importante en el mundo del pensamiento económico, pero también en el ámbito político. Su primer libro, Capitalismo del siglo XXI, ha sido traducido a decenas de idiomas; en México lo publicó el Fondo de Cultura Económica e incluso vino personalmente a la presentación de la edición.
El éxito de ese primer libro es sorprendente, ya que, según se menciona en la excelente entrevista que le hacen en la revista francesa, se han impreso más de 2.5 millones de ejemplares y tan sólo en China se han vendido 600 mil.
Ahora, el pasado 12 de septiembre, salió un segundo libro, o como dicen en la entrevista, siguiendo los pasos de las series de televisión, “el capítulo dos”, denominado en francés Capital et Idéologie. Hasta el día de hoy es la única publicación que existe, pero seguramente pronto la tendremos en español. Según se menciona, el libro consta de mil 232 páginas, es decir, es voluminoso y ambicioso, como dicen los autores del artículo.
Como tema central se encuentra la afirmación que hace de “superar o rebasar” el capitalismo, indicando la necesidad de debatir cómo se sustituye, para lo cual hace algunas propuestas. La izquierda radical francesa lo ve como moderado; es más, dicen que “con Piketty no hay peligro para el capitalismo en el siglo XXI”.
Manifiesta que ha estudiado y revisado uno de los grandes cambios en la sociedad: el que de una sociedad “ternaria” organizada en tres clases, la nobleza, el clero y los trabajadores, se ha pasado a una sociedad de propietarios en la que la ideología se ha convertido en el principal sustento de las desigualdades.
Asimismo, plantea varios puntos para salvar el sistema económico, mismos que sin duda serán objeto de discusión en muchas partes del mundo. Algunos de ellos son las propuestas de la propiedad social y de la cogestión, la cual implica dar 50 por ciento de los asientos en los consejos de administración de las empresas a los trabajadores.
También propone la creación de un impuesto progresivo para los supermillonarios, que alcance un máximo de 90%, y que se estipule en la Constitución el principio de la progresividad de los impuestos, lo que a mi juicio sería muy importante para no estar a merced del gobierno en turno. Otra idea muy original es la propuesta de que todo joven que llegue a los 25 años pueda recibir 120 mil euros como herencia en vida.
Otra propuesta se refiere a la creación de un catastro financiero internacional que permita a las administraciones fiscales saber qué posee cada persona.
Piketty hace propuestas no sólo económicas, sino también sociales, como la de que debe haber una “justicia educativa” efectiva y verificable para que el gasto en este sector se oriente en favor de las zonas más desfavorecidas. Ojalá y algunos diputados mexicanos la tomen en cuenta, que es una de las mejores y más correctas para reducir la desigualdad.
Una idea más, que podríamos calificar de avanzada en el campo político, es la de que el financiamiento a los partidos políticos sea a cargo de los ciudadanos, quienes contarían con “bonos por la legalidad democrática” para asignarlos a aquella organización que mejor los represente.
Existen, como es natural en un libro de tal dimensión, más proposiciones y habrá muchas discusiones. Ahora lo importante va a ser, no tanto que se vendan centenas de libros, sino que los encargados de los gobiernos consideren algunas de ellas, no como ha sucedido con su primer libro, que sin duda ha sido un best seller para los académicos y la gente en general, pero ignorado por los gobiernos, incluso el suyo.