A medida que se acerca el día de la elección del próximo 6 de junio, la crispación de los actores políticos es cada día mayor, lo cual no augura nada bueno para después.
Decenas de comentaristas y columnistas tanto en los medios escritos, como en radio, la tv y las redes sociales han también mostrado su preocupación por esta situación que no nos va a conducir a nada bueno.
Las denuncias de corrupción de los candidatos de todos los partidos inundan los medios y las acciones del gobierno poco ayudan a mantener la calma y actuar como es su obligación, más allá del partido a que pertenecen.
El país se encuentra en una situación no solo política, sino económica y socialmente bastante difícil, y pareciera que para esto no hay tiempo en el gobierno ya que todo se reduce a la contienda electoral y su uso faccioso por todos los involucrados.
Temas tan importantes como el de la situación económica que, aunque no lo reconozcan, se les está saliendo de las manos, y el mejor ejemplo está en las perspectivas de inflación que para este año, según el Banco de México, estarían por debajo del 4% y según los últimos datos públicos al 15 de abril ya se encuentra en 6.05 anualizada, lo cual no veíamos en mucho tiempo. Y, además, el principal causante de este aumento es el gobierno, que fija los precios de los energéticos, es decir la gasolina y la energía eléctrica, que han tenido un aumento en los últimos 12 meses de casi 30 por ciento.
Adicionalmente, la canasta básica también ha subido de precio debido a grandes incrementos en los precios de varios productos fundamentales de la dieta de los mexicanos, como el pollo que ha subido 23% y el frijol 22%, lo cual llega en un momento difícil del país, con una recesión a cuestas.
Y no se ven acciones del gobierno para parar estos aumentos, como el que ya han anunciado los elaboradores de tortillas, que sería otro golpe más.
A esta grave situación de la economía familiar, la respuesta hasta ahora sigue siendo continuar presumiendo la estabilidad macroeconómica y celebrar que las calificadoras sigan opinando bien del país, a pesar de la caída en la economía de 8.5% en 2020 y de casi 3% en el primer trimestre de 2021.
Cumplimos con todas nuestras obligaciones de deuda mediante la fórmula de contraer la inversión y el gasto público, que redunda en un mayor desempleo y pérdida de nivel de vida de la población.
Sin duda la situación económica se está tornando difícil y con pocas respuestas hasta ahora. Esta situación, que afecta a millones de mexicanos, le agregamos lo que está ocurriendo con los cárteles del crimen organizado, cuya última gran hazaña ha sido el horrible asesinato de tres jóvenes estudiantes de la Universidad de Guadalajara.
Desde el inicio de este gobierno se sienten tranquilos y hacen lo que quieren, a pesar de las fuerzas militares que supuestamente los están combatiendo; el mejor ejemplo de lo que ocurre es Michoacán, donde sencillamente mandan; nada más hay que ver cómo está la población de Aguililla.
Estamos hablando una vez más de millones de mexicanos que se sienten amenazados y poco protegidos ante los embates de las organizaciones criminales, que según el ex embajador del imperio controlan ya más del 30% del territorio nacional.
Solo he mencionado dos temas que considero graves, a los cuales pondríamos agregar el del desabasto creciente de medicamentos, debido al retraso en la licitación de la ONU, que como siempre afectará a los más pobres que recurren a los hospitales públicos.
Estos son, entre otros, los temas a los cuales el gobierno y los partidos políticos le deberían destinar sus acciones y no a la denostación permanente de unos contra otros, porque pase lo que pase el 6 de junio, al día siguiente estos asuntos continuarán ahí, agravados.