Apesar de las advertencias, el presidente Donald Trump decidió escuchar a Stephen Bannon y apoyar públicamente a Roy Moore al senado por Alabama.
Más allá de ser un candidato de la ultra derecha, de la Alt-right, el juez Moore tiene sobre sí acusaciones de haberse involucrado con jóvenes menores de edad, entre otros señalamientos que hicieron públicos medios como el Washington Post.
La noche del martes se llevó a cabo la elección especial que enfrentaba a demócratas y republicanos por el escaño que dejó vacante el actual procurador Jeff Sessions. Alabama es un estado rojo republicano desde hace 20 años. Es un estado que todavía huele a los movimientos por los derechos civiles encabezados por Martin Luther King Jr.; un lugar que aún resiente las heridas de la guerra civil y los estados confederados, y en el que, muchos decían, se había detenido el tiempo.
Doug Jones, un exfiscal federal y político estadounidense, fue designado para representar al partido demócrata en la elección de Alabama. Los republicanos se fueron por el juez Roy Moore, un hombre con una cantidad de acusaciones de abuso sexual que sorprendió, inclusive, a los miembros de su propio partido. Una elección local especial que terminó por ser una elección nacional con un mensaje fuerte en contra de los límites que puede tener el trumpismo en Estados Unidos.
Donald Trump decidió meterse de lleno a la carrera por Alabama y ahora, al finalizar su primer año, recibió un revés del cual difícilmente se podrá recuperar de forma electoral rumbo a las elecciones intermedias del próximo año. Como es usual, Trump no escucha razones. Sus principales asesores, incluyendo a su hija Ivanka Trump, le recomendaron no meterse ni apoyar a un hombre señalado por acciones inapropiadas contra mujeres menores de edad. Por otra parte, fue Stephen Bannon quien empujó a Trump a involucrarse en la campaña, pues conociendo como nadie la base ultraconservadora, ultranacionalista y racista de Trump, a pesar de las acusaciones en su contra, creían que Moore podía sacar una victoria con todo y todo.
Fueron las constantes referencias de Trump a la votación en Alabama lo que terminó por hacerla una elección a nivel nacional. Para los medios de comunicación masivos, la competencia se convirtió en un referéndum del gobierno de Trump, como ha ocurrido en prácticamente todas las elecciones especiales y programadas que se llevaron a cabo durante 2017. En ese sentido queda un tanto la duda sobre cuál fue la verdadera razón por la que Trump decidió entrar a la competencia y jugarse parte de su futuro político, en una carrera electoral con tantos efectos de por medio.
La derrota de Moore no solamente es una derrota para Donald Trump, a pesar de que el spin que viene de la Casa Blanca habla de darle la vuelta rápidamente al tema, y seguir con otros temas para evitar el sangrado político que implica para Trump una derrota de este tamaño en un estado que voto por él y que ha sido históricamente republicano.
Los republicanos, a pesar de haber mostrado alguna resistencia a la candidatura de Mitch McConnell, también han quedado heridos cuando necesitan desahogar una agenda legislativa ambiciosa entre presupuesto, reforma fiscal, dreamers y otros.
Para los demócratas, de nueva cuenta se presenta la oportunidad de capitalizar el momento, ahora que han ganado un escaño más en el Senado con miras a recuperarlo en las elecciones intermedias que vienen, pues no todos los candidatos republicanos van a ser Roy Moore ni van a estar acusados de abuso sexual contra menores de edad.
Personajes destacados del partido demócrata como Cory Booker, estuvieron haciendo campaña en Alabama ayudando a Doug Jones, quien al final resultó ganador con una estrategia que incluyó el anuncio de renuncia hace una semana por parte de Al Franken al Senado, justo en momentos en los que Moore era acusado de este tipo de comportamientos.
Con sólo 25% del total de la población de Alabama votando en una carrera electoral por el Senado, fueron las minorías afroamericanas las que lograron inclinar la balanza en favor del partido demócrata y en contra de un candidato republicano que quisiera encarcelar a los homosexuales, aparte de abusar a menores de edad. Luego del triunfo electoral de Donald Trump en noviembre de 2016, los electores norteamericanos demostraron que pueden pasar por alto muchas de los pecados personales de los políticos que alguna vez fueron inaceptables. Hoy la gran pregunta que se hacen los norteamericanos y los medios a nivel internacional, tiene que ver en torno a dónde está el límite de un elector para elegir a una figura política que lo represente con tantas acciones negativas.
›Stephen Bannon y el trumpismo creen en estos momentos, con su mensaje, que pueden ser invencibles. Tocaron una mina de oro con el mensaje y con la plataforma de gobierno ultranacionalista y han operado de la misma forma en las elecciones locales. No es casualidad que los tuits de ataque de Trump contra Jones incluyan sus mantras políticos sobre migración, frontera, aborto, economía, ley y orden. Sus ataques digitales no fueron suficientes, y como lo plantearon los medios masivos liberales la noche del martes, a fin de cuentas, ganó la decencia.
En su discurso de victoria, el senador electo Doug Jones, hizo referencia a una frase de Martin Luther King Jr., también utilizada en muchas ocasiones por el presidente Barack Obama: “el arco del universo moral es largo, pero siempre se inclina hacia la justicia”. A pesar de ser una elección local, Jones sabía que le estaba hablando a la nación en los tiempos de Donald Trump.
Una pequeña victoria en Alabama que se convirtió en un gran referéndum nacional sobre decencia y hacer lo que finalmente está bien, y no estuvo bien: candidatear a alguien como Roy Moore quien aparentemente abusó de menores de edad. A pesar de ello, en la Casa Blanca vive un empresario acusado por mujeres de acoso sexual, reconocido por él mismo en un video que sacudió la elección presidencial de 2016. Aún con ese inquilino en el poder, parece ser que para el trumpismo sí hay un límite y no se llama Donald Trump, sino Roy Moore.