El Banco del Bienestar mantiene un rezago en la meta de construcción de sucursales del 55%; existe poca transparencia en el ejercicio del gasto, y además nueve de cada 10 pesos fueron adjudicados por la Secretaría de la Defensa Nacional sin competencia entre proveedores.
Lo anterior, de acuerdo con la investigación “Banco a la deriva, Análisis de las compras públicas del Banco del Bienestar”, publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Existe un rezago en la construcción de 55% de las sucursales a nivel nacional, el cual se explica porque “la Sedena debía construir dos mil 700 sucursales para finales de 2021; sin embargo, a febrero de 2022 han sido construidas mil 212 sucursales, 663 están en construcción y 834 están pendientes de construir”. Inicialmente, la meta establecida planteaba la construcción de siete mil sucursales.
“Al analizarlo por entidad federativa, también es posible identificar una diferencia en el nivel de rezago de construcción. Mientras que Jalisco (80%), Quintana Roo (79%), Guerrero (78%) y Nayarit (70%) presentan un mayor porcentaje de rezago, en Baja California Sur (0%), Sinaloa (22%), Zacatecas (22%) y Durango (26%) se han construido todas o la mayoría de las sucursales proyectadas”, detalla la investigación.
De acuerdo con el IMCO, el gasto en compras públicas del Banco aumentó significativamente en dos años, pasó de 2 mil 194 millones de pesos en 2019 a 18 mil 655 millones de pesos en 2021.
La distribución del monto por tipo de procedimiento también tuvo cambios: 89% del monto gastado en 2021 por el Banco del Bienestar fue a través de adjudicación directa, sólo el 10% fue por licitación pública y el 1% restante fue por contratos entre instituciones públicas e invitaciones restringidas.
La distribución de las justificaciones más utilizadas para evitar una licitación pública ha cambiado entre 2019 y 2021. En 2019, sólo 4% del monto adjudicado directamente fue justificado bajo la inexistencia de bienes sustitutos o un mayor número de proveedores. En cambio, en 2021 no sólo hubo un aumento significativo del monto gastado por el Banco del Bienestar en compras públicas, sino que casi nueve de cada 10 pesos gastados fueron a través de adjudicaciones directas, lo que debería ser un proceso de excepción.
Las compras del Banco de Bienestar muestran una planeación deficiente. La institución ha adjudicado directamente contratos para suplir una demanda de bienes de forma inmediata o en periodos de tiempo muy cortos, y ha cancelado contratos de suma importancia para el proyecto: transacciones bancarias y cajeros automáticos.
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