Han pasado 63 años de la revuelta de los guerrilleros kenianos contra la administración colonial británica que gobernaba Kenia. Y aunque el país logró su independencia, las más de 10 mil personas que murieron por la represión del Reino Unido permanecen en la memoria de los kenianos.
Es bajo ese contexto que el rey Carlos III llegó a Kenia esta semana, ya que aún pertenece a la Mancomunidad de Naciones Unidas. Y aunque no ofreció una disculpa formal, admitió las atrocidades cometidas por el gobierno británico, entre las que se cuentan torturas y asesinatos.
“Hubo aberrantes e injustificables actos de violencia contra kenianos mientras libraban una pena batalla por la independencia y la soberanía. Y para eso no puede haber disculpas”, fueron las palabras del monarca. “Nada de esto puede cambiar el pasado pero encarando nuestra historia con honestidad y apertura, quizás podamos mostrar la fortaleza de nuestra amistad actual, y haciendo, espero que podamos continuar construyendo un vínculo cada vez más estrecho en los próximos años”, puntualizó.
Ya desde antes de iniciar el viaje, el rey Carlos dijo que esperaba “conocer a algunos de aquellos cuyas vidas y comunidades se vieron tan gravemente afectadas” por la violencia colonial. Por ese motivo, una vez en suelo keniano, depositó una corona sobre la tumba del soldado desconocido.
Sin embargo esto podría no ser suficiente. La Comisión de Derechos Humanos de Kenia (KHRC) instó al rey “a pedir disculpas públicas incondicionales e inequívocas por el trato brutal e inhumano infligido a los ciudadanos kenianos durante todo el período colonial”. Junto a su demanda, también pidió compensaciones “por todas las atrocidades cometidas contra los diferentes grupos del país”.
Hasta el momento, el rey Carlos III no ha ofrecido una disculpa formal, y únicamente se ha dado a conocer que la pareja real visitará una reserva natural y se reunirá con representantes religiosos.
Encuentros. En su visita, el monarca se reunió con William Ruto presidente de Kenia.
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