Revelan que ancestros humanos buscaban hojas, no frutos

12 de Febrero de 2025

Revelan que ancestros humanos buscaban hojas, no frutos

Nueva evidencia sobre los pastos de la sabana y de 
un gran simio de hace 21 millones de años obliga a 
reconsiderar nuestras tendencias evolutivas

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Desde hace tiempo se considera que en la evolución humana se adquirió la posición erguida debido a que favorecía el acto de recoger fruta en los bosques; sin embargo dos estudios que se publicaron hoy en la revista Science sugieren que en realidad fue una dieta que incluía hojas la que impulsó este cambio evolutivo en nuestros ancestros.

Uno de los estudios se centró en los fósiles de un gran simio de 21 millones de años de antigüedad del género llamado Morotopithecus, el cual tiene la espalda erguida. La hipótesis usual es que, dado que las frutas crecen en las periferias de las ramas delgadas de los árboles, para alcanzarlas, los simios grandes necesitan distribuir su peso sobre las ramas gruesas que salen del tronco y luego estirar las manos hacia su premio.

Sin embargo, “a medida que se disponía de más y más información, lo primero que nos sorprendió fue que el simio estaba comiendo hojas”, algo que pudieron saber por su dentadura. “La segunda sorpresa fue que vivía en los bosques”, señaló Laura MacLatchy, paleoantropóloga de la Universidad de Michigan y la autora principal de dicho estudio.

La otra publicación logró determinar que los pastos que cubren las superficies de las sabanas existieron en el este de África (donde evolucionaron los ancestros de la humanidad) más de 10 millones de años antes de lo que se pensaba hasta ahora.

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Los pastos de este tipo, llamado C4, son capaces de llevar a cabo una fotosíntesis más eficiente y son capaces de soportar condiciones más secas, altas temperaturas y sobreviven mejor bajo la luz directa del sol que sus predecesores, los pastos C3, que necesitan sombra.

Hasta ahora, las investigaciones anteriores indicaban que los pastos C4 aparecieron hace menos de 10 millones de años. Sin embargo, el estudio de Daniel Peppe y sus colegas, hecho con muestras de suelo de nueve sitios en lo que actualmente es Kenia y Uganda, ajustó esta fecha a hace 21 millones de años, tal como los fósiles del Morotopithecus.

Estos ambientes abiertos se han relacionado con los orígenes humanos, considerando que el bipedalismo permitía a nuestros antepasados caminar por el suelo, lo cual era necesario porque los árboles estaban más separados que en los bosques. Como hay evidencia de que Morotopithecus vivía en el bosque, el equipo de investigación considera que cambiaba de hábitat dependiendo de las temporadas de lluvias.

Nuevo enfoque. La nueva hipótesis señala que la postura erguida derivó de la necesidad de cambiar de hábitat.

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