Al estilo de Margaret Thatcher, en 1970, o de Angela Merkel, en 2015, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se pronunció como esas “damas de hierro” y prefirió invertir 175 millones de dólares para obras de la Línea 12 del Metro que salvar a miles de familias del colapso de la industria restaurantera que en la capital tiene más de 58 mil 500 establecimientos, incluyendo bares y cantinas.
Si utilizáramos 3 mil 500 millones (unos 175 millones de dólares) para apoyar empresarios, pues dejaríamos de hacer todo lo otro de la ciudad”, dijo hoy Sheinbaum en conferencia de prensa.
Advirtió que uno de los compromisos de su gobierno que concluye en diciembre de 2024 es “entregar la ciudad con menos deuda de la que recibimos, y eso lo vamos a cumplir (...) Estamos asumiendo además una parte para que termine más rápido la Línea 12 del Metro hacia el poniente, para que podamos inaugurarla a finales de 2022. Entonces, la obra pública representa un potencial muy importante”, agregó.
La industria restaurantera, bares y cantinas tiene en el país más de 676 mil establecimientos, de los cuales cuatro de cada 10 están en el estado de México (11%), Ciudad de México, Veracruz (7%), Jalisco (7%) y Puebla (6%). Hoy 400 restauranteros de las dos mayores economías del país lanzaron una alerta a los gobiernos locales.
Advirtieron que desde la declaración de la pandemia han cerrado sus puertas 13 mil 500 establecimientos y, por ello, con todo y el semáforo en rojo a partir del lunes 11 abrirán sus puertas al público.
Por separado, la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) solicitó una serie de apoyos fiscales al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En el ámbito local, Sheinbaum sólo ofreció la condonación de un mes del impuesto a la nómina.
Ayer, la calificadora Moody ‘s mostró que México reportó un apoyo por coronavirus a empresas de 1.2% del PIB, porcentaje al de países pobres como el Congo, El Salvador, Haití, Nicaragua o El Salvador.
Algunos restauranteros también pidieron a la jefa de Gobierno diferir y/o condonar del impuesto predial para apuntalar la vida de los negocios.