Resiliencia y comunicación efectiva frente a los desastres naturales

23 de Diciembre de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

Resiliencia y comunicación efectiva frente a los desastres naturales

simon vargas

Cómo es posible que la especie con la mayor capacidad intelectual de la historia esté destruyendo su único hogar”.
Jane Goodall

Vehículos siendo arrastrados por el lodo, narraciones cargadas de dolor, la conmoción en los rostros de miles de españoles, la desesperación de los equipos de emergencia y, por supuesto, la indignación que se ha hecho presente a través de los gritos ante el Rey Felipe VI y el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez en eventos recientes han sido las imágenes que seguramente se quedarán en la memoria del mundo entero por mucho tiempo.

El pánico se ha apoderado de miles de personas, no sólo por lo trágico de la catástrofe sino por lo inesperado de las inundaciones que, de acuerdo con datos del Ministerio del Interior de España, han dejado alrededor de 215 personas fallecidas, además de muchas que continúan desaparecidas. Y es que la rapidez con que las precipitaciones inundaron las calles de Valencia, la región más afectada hasta el momento, fue digna de una escena del fin del mundo.

Imparables, el lodo y la debacle se apoderaron de supermercados, casas, calles y múltiples negocios, dejándolos completamente irreconocibles; incluso algunas regiones quedaron incomunicadas, ya que la fuerza de la naturaleza rompió puentes y diversas infraestructuras carreteras.

Este tipo de panoramas se han vuelto cada vez más comunes, no olvidemos que en septiembre y octubre los huracanes Helene y Milton crecieron y se transformaron de manera nunca vista en eventos extremos que desencadenaron momentos complejos en Florida. Helene tocó tierra como categoría cuatro, dejando a millones de personas sin electricidad, daños estructurales y un doloroso saldo de 277 muertos, convirtiéndose en el segundo huracán más mortal para Estados Unidos desde Katrina en 2005.

Si bien es cierto que los efectos del cambio climático han derivado en fenómenos naturales cada vez más agresivos, inestables y mortíferos, también es indudable que deberíamos tener muchos más elementos que pudieran ayudarnos a hacerles frente, sobre todo en áreas como la comunicación efectiva, la tecnología y la maquinaria.

¿Qué sigue fallando en nuestra sociedad? Probablemente uno de los elementos en la ecuación sea que aún se desestima o se niega la forma en cómo ha afectado el cambio climático en los fenómenos naturales, no sólo por parte de las autoridades gubernamentales sino también de la población; y es que, a pesar de que la DANA (depresión aislada en niveles altos) es un suceso común en España, de acuerdo con datos de la World Weather Attribution, se ha incrementado en un 12% la intensidad de las lluvias.

Por otro lado, una de las cuestiones que han causado más enojo e ira en la población, es que muchos afirman que las autoridades y funcionarios de gobierno esperaron demasiado para enviar las alertas a la población sobre lo peligroso del fenómeno y que además no adoptaron medidas como emitir una orden de evacuación; cuando los avisos llegaron a los celulares el agua ya se encontraba en niveles críticos.

En otra vertiente, igual de peligrosa que la ausencia de comunicación está la distorsión y desinformación. En datos presentados por la RAND Corporation durante los huracanes en EE.UU., la inteligencia artificial se utilizó de forma indebida, difundiendo información errónea que alimentó la confusión y el pánico.

Además, esta misma institución menciona que las publicaciones manipuladas en las redes sociales interrumpieron la comunicación, socavando los mensajes oficiales y complicando las operaciones de rescate, lo que creó caos y obstaculizó las tareas de rescate, exponiendo que la inteligencia artificial puede utilizarse como arma para confundir en lugar de ayudar.

Dice el dicho que error no aprendido, error repetido y pareciera que, a pesar de los esfuerzos, continuamos sin entender que uno de los elementos esenciales es que la precisión, la puntualidad y un flujo continuo y verificable de información durante las crisis es fundamental para evitar que éstas se conviertan justamente en eso.