“Ojalá me sepa explicar”, fue como comenzó la periodista jalisciense María Luisa Estrada del medio Gruillotina Política un dramático relato en la mañanera sobre un violento atentado que sufrió, junto a su hija en Guadalajara.
Dirigiéndose al presidente Andrés Manuel López Obrador, la periodista explicó que, cuando iba en su camioneta, acompañada de su hija menor de edad, circulando por la céntrica avenida Javier Mina, una camioneta la interceptó para tratar de detener su camino y acabar con su vida: “nos balearon”, señaló.
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Precisó que el hecho, ocurrido el sábado 15 de julio de 2023 a las 10:20 horas, fue el principio de un verdadero calvario que ha vivido y que la ha llevado a agotar las instancias de justicia, protección para periodistas y la resignación de que las autoridades, tanto estatales como federales, atiendan su caso y puedan protegerla, así como resguardad la integridad de su hija.
Aunque señaló que del ataque “gracias a Dios salimos ilesas”, dijo que se enfrentó a “una serie de corrupciones por parte del mecanismo de protección a periodistas, activistas y defensores de derechos humanos, por parte de la Fiscalía General del Estado”.
Atentado en dos partes
La comunicadora explicó que el atentado que sufrió estuvo divido en dos partes. El primer momento tuvo como objetivo sacarla de camino, situación que la llevó a subirse a la banqueta y pensar que se trataba de un accidente vial común; sin embargo, el segundo momento confirmó que se trataba de un intento de homicidio:
Dos cuadras después, la camioneta nos vuelve a querer impactar; y ahí es cuando yo entiendo que es un atentado porque cuando yo volteo, yo veo al sicario con la mano extendida y me grita ‘te voy a matar culera’, y yo vi cómo salieron las detonaciones”, relató.
El absoluto silencio que se impuso en el Salón de Tesorería, comúnmente bullicioso por la dinámica de la mañanera, por el relato de María Luisa Estrada, era el telón de fondo de una conferencia de prensa que se tornó difícil de digerir por los crudos detalles del periplo burocrático descrito por la periodista.
Confié en la Fiscalía General de la República
“Gracias compañera”, dijo la mujer a su colega reportera que le ofreció un pedazo de papel para limpiarse las lagrimas, en una breve pausa para tomar aire, aclarar la voz y continuar con su amarga experiencia:
“Se activó un protocolo para resguardarme. Yo me aferre a que la denuncia se levantare ante la Fiscalía General de la República, confié en la Fiscalía General de la República”, apuntó, dejando ver su desconfianza por las autoridades locales.
Empero, explicó que elementos policiacos y de la Fiscalía de Jalisco para resguardarlas quería a toda costa que el caso quedara consignado de manera local. Ante su insistencia, señaló que logró ir a las instalaciones de la FGR en Jalisco, pero no fue atendida con el argumento de que era un asunto que le competía a la Fiscalía de Jalisco, solo encontró el rechazo de los delegados, quienes la sacaron de las instalaciones con sujetos pertenecientes a un grupo de seguridad privada.
Yo me di cuenta de que no iban a hacer nada y era simulación por parte de estos elementos”
Con un rostro serio, duro, y concentrado en las palabras sollozantes y entrecortadas de la periodista, el presidente López Obrador tuvo que escuchar la manera en que las instituciones encargadas de atender casos como el de ella no están coordinadas y no funcionan en los hechos.
Si bien reconoció que Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, atendió su caso, no tuvo una explicación mínimamente satisfactoria del modo en que fue integrada al Mecanismo de protección para periodistas.
“Yo me di cuenta de que no iba a hacer nada nadie… no es por mi señor Presidente, es por mi hija, yo soy lo único que ella tiene”, dijo llorando.
Si te hubieran querido matar, te matan… este fue un mensaje para que le bajes, ¡bájale mija!”, fue el comentario doloso de un policía municipal de Guadalajara que pertenece al área de violencia contra la mujer con perspectiva de género.
La contradicción de lo dicho por el servidor público se sumó a la negativa de atender su caso por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), la cual tiene todas las pruebas del atentado y que no ha hecho nada.
La FGR no le volvió a dar la cara luego de que giraron un oficio para aplicar medidas de protección para su persona.
AMLO promete atención
Tras exponer el hostigamiento judicial que vivió cuando iba a dejar a la escuela a su hija- donde cerca de 30 hombres encapuchados le dijeron que existía una orden de aprehensión, la cual nunca le presentaron- alzó con su mano derecha el botón de emergencia que reparten entre los reporteros bajo el mecanismo de protección para demostrar que no sirve.
Con el dedo en el botón, siguió: “todo es simulación por parte del mecanismo... Mire, señor presidente, estos son los botones de pánico que da RCU sistemas, no es mío- aclaro-, pero es necesario hacer esto. Estoy apretando y traigo el celular de la persona a la que le pertenece esto, y así me voy a quedar hasta que acabe la exposición a ver a qué hora suena”, dijo”.
Tras casi 40 minutos sin decir palabra, el mandatario se limitó a señalar que se solicitaría a Rosa Icela Rodríguez tomar la denuncia y arremetió contra los organismos creados en las administraciones pasadas debido a que crearon mecanismos inservibles para enfrentar sus “problemas de conciencia”.
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