El gobierno anunció que más de 40 soldados y una decena de civiles ucranianos murieron. Además, 18 personas fallecieron en un bombardeo contra una base militar de una localidad cercana al puerto ucraniano de Odesa, informaron autoridades locales.
Los guardias fronterizos ucranianos también admitieron que las tropas rusas penetraron desde Bielorrusia, en una región situada 150 kilómetros al norte de Kiev, para efectuar un ataque con misiles Grad contra objetivos militares.
También hubo otras incursiones terrestres por el sur en la península de Crimea, anexionada por Moscú en 2014. Bielorrusia, aliada del Kremlin, aseguró no estar participando en la ofensiva.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, anunció una ley marcial en todo el país, pero pidió a la población no entrar en pánico.
El mandatario también atizó el fantasma de la Segunda Guerra Mundial al comparar la invasión que sufre su país con la ofensiva nazi de 1941 contra Ucrania, entonces parte de la Unión Soviética.
“Las fuerzas ucranianas llevan a cabo encarnizados combates. El enemigo ha sufrido pérdidas importantes que serán aún más importantes”, garantizó, prometiendo “infligir el máximo de bajas” al agresor.
El ejército ucraniano aseguró haber matado a 50 ocupantes rusos y abatido cinco aviones y un helicóptero en el este del país.
Todas estas informaciones sobre víctimas son por ahora imposibles de verificar con fuentes independientes.
Las autoridades ucranianas también cerraron el espacio aéreo a la aviación civil por motivos de seguridad, mientras que Rusia cerró el transporte marítimo en el mar de Azov, que comunica ambos países. MAAZ