Por desgracia, los atentados con ácido (sustancias corrosivas como ácido clorhídrico o ácido sulfúrico) se han multiplicado, especialmente en Reino Unido. El año pasado, en Londres, se denunciaron 394 casos y en el país un total de 720. Este año los casos siguen aumentado aunque la mayoría nunca llegan a juicio.
En Moscú, Ekaterina Morozova, fue víctima de un ataque de ácido por su novio, Vyacheslav Semyashkin, en un arrebato de celos. Ella compartía la custodia de un perro con su ex novio y, por esa razón, le envió una foto en la que salía bromeando con sus amigas y el animal. Vyacheslav, le había pedido que no se la enviara y cuando se enteró de que sí lo hizo, le echó ácido en la cara y después prendió fuego a la sustancia corrosiva y la sujetó para impedir que Ekaterina apagara las llamas. El novio la retuvo dos horas para que no pudiera recibir ayuda médica.
La Asosicación SOS Stalking, aseguró que en Italia, en sólo cuatro años, los casos se han triplicado; en el 2013 se reportaron ocho casos y en el 2016 veintisiete. Las víctimas ya no son sólo mujeres. La BBC publicó unas cifras obtenidas de la Policía Metropolitana, en las que señalan que los hombres tienen el doble de probabilidades que las mujeres porque la agresión ha comenzado a vincularse con acciones de bandas criminales.
En Asia, Camboya (junto a Bangladesh, Nepal e India) tiene una de las cifras de ataques de ácido más altas en el mundo. Los informes apuntan que el 48% de la víctimas son hombres. Las mujeres son las responsables de estos ataques por motivos de celos o venganza por infidelidad.
América no se queda atrás. El 27 de marzo de 2014, Jonathan Vega, agredió con ácido sulfúrico a Natalia Ponce de León, en el barrio Santa Bárbara en el norte de Bogotá. Le produjo heridas en el rostro y en el cuerpo. Gracias a las cámaras de seguridad pudieron capturar al agresor.
Opiniones
El criminólogo y experto en bandas de la Universidad de Middesex, Simon Harding, considera que se está convirtiendo en un arma de primera elección. “Lanzar ácido es una forma de demostrar dominio, poder y control, creando un enorme temor entre los miembros de las bandas rivales”. Las pandillas saben que los cargos son más graves si te atrapan con un cuchillo y las condenas a prisión son mayores, de ahí que consideren como mejor opción usar el ácido para atacar, porque tiene más ventajas y menos consecuencias legales. “El ácido es probable que genere una acusación de daños corporales intencionales, mientras que el uso de un cuchillo es muy probable que derive en una acusación por intento de homicidio. No hay delito específico por lanzar ácido. Es un crimen más difícil de probar porque raramente hay evidencia de ADN y es mucho más fácil deshacerse de una botella de plástico que de un cuchillo… Los miembros de las pandillas reaccionan cuando se dan cuenta de que la víctima de un ataque con ácido quizá no pueda volver a trabajar y puede necesitar 15 ó 20 cirugías plásticas”.
Rachel vKearton, señaló que deberían penalizar el transporte de ácido que se encuentre en una botella distinta a la que tenía al ser vendido, regular las cantidades que se venden y la edad requerida para su compra.
Jaf Shah, de la ONG Acid Survivors Trust International, comentó que no se trata de un fenómeno nuevo, ya que los ataques con ácido datan desde la era victoriana, sin embargo, admite que las cifras actuales espantan.
Me sorprende ver cómo el odio puede mover tanto al hombre y hacerlo cometer actos deplorables. Oscar Wilde, creería que estos criminales se han convertido en un tipo de Dorian Gray contemporáneo que, a través de un cuadro, refleja todas las caras desfiguradas de las víctimas que ha atacado.
El hombre ya rebasó los límites de la maldad. Como lo dijo Hugo Chávez: “aquí vuele a azufre”.