El 16 de septiembre de 2022 Mahsa Amini, una mujer de 22 años, murió luego de ser detenida por agentes de seguridad de Teherán, Irán; hoy, a un mes de su aniversario luctuoso, la “policía de la moral” vuelve a las medidas restrictivas en contra de la libertad de las mujeres.
Hace algunas semanas se anunció que regresarían los patrullajes para corroborar que las mujeres vuelvan a cubrirse el cabello con un velo (hiyab) y usar ropa holgada; una medida que ya es perceptible en algunas calles y espacios públicos de Teherán.
Patrullas de la “policía de la moral” se encuentran ubicadas en paradas de autobuses, plazas comerciales y cerca de restaurantes y calles de mucha concurrencia para vigilar que las mujeres cumplan con lo establecido por la República Islámica, según información que recogió la agencia EFE.
Y es que a raíz de la muerte de Mahsa Amini –presuntamente a causa de los golpes que las autoridades le propinaron– fuertes manifestaciones se levantaron en todo el país para protestar por el uso del hiyab y otras prendas no aprobadas por las normas islámicas.
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Como un gesto de “desobediencia civil”, miles de mujeres salieron a las calles con velo en mano para protestar contra la medida impuesta desde 1983; logrando incluso su presunta desaparición anunciada por autoridades en diciembre pasado.
Sin embargo, una vez “controladas” las protestas con una fuerte represión policial que causó la muerte a cerca de 500 personas –según fuentes internacionales–, el pasado 16 de julio el portavoz de la policía iraní, Saeed Montazer Almadi, anunció el regreso del velo para las mujeres.
Desde entonces los patrullajes se han incrementado, al grado de colocar a 400 “vigilantes” en estaciones del Metro para asegurarse que las mujeres cubran su rostro con el hiyab; de no hacerlo las sanciones van desde multas, encarcelamientos y expulsiones de escuelas, lugares públicos y negación de servicios médicos.
A pesar de ello, son múltiples las mujeres que todavía se resisten a regresar al uso del velo; incluso sabiendo que son escudriñadas por los ojos que las vigilan y las persiguen.
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