Entrega de dinero sin comprobar, pagos en exceso y falta de seguimiento del destino de los recursos, son parte de las irregularidades que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó en la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM).
Las deficiencias en la operación, control y seguimiento que la ASF detectó en el manejo de los recursos destinados al Programa de Apoyo para Refugios Especializados para Mujeres Víctimas de Violencia de Género, del que también son beneficiarios sus hijas e hijos, implicó un probable quebranto de más de tres millones 136 mil pesos, pendientes por aclarar.
La revisión a la gestión financiera de dicho programa de la comisión que recientemente quedó sin titular, luego de que Fabiola Alanís Sámano renunció para ir en busca de un escaño en el Senado, evidenció las “debilidades en el control interno” y la falta de control y supervisión sobre los recursos entregados a organizaciones civiles, por lo cual se determinaron seis recomendaciones, tres Promociones de Responsabilidad Administrativa Sancionatoria y dos Pliegos de Observaciones.
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Entre las deficiencias detectadas por la Auditoría, el informe señala que la Conavim transfirió un segundo pago a dos organizaciones civiles, sin que estas comprobaran el avance de cuando menos el 50% de la ejecución de la primera entrega; y autorizó la entrega de subsidios para 16 proyectos a cargo de ocho organizaciones más, sin que los lineamientos de su operación hayan sido autorizados.
Al revisar la documentación de seis proyectos se identificó la contratación de ocho personas que no contaban con las profesiones de Pedagogía y Trabajo Social requeridas; y en dos proyectos se les hicieron pagos en demasía a dos profesionistas por más de 31 mil pesos.
De igual forma se constató la transferencia de una segunda ministración a una organización civil para mejorar la infraestructura de los refugios de las mujeres y sus hijos víctimas de “violencia extrema”, pero al comprobar su avance en el lugar se hallaron sólo cuatro habitaciones en “malas condiciones”, cuando el acuerdo y lo informado por la organización dio cuenta de un total de 10 habitaciones para albergar a las mujeres y sus hijos, así como a mujeres solas y “casos especiales”.
Aunado a que “no se contó con el Sistema Integral de Refugios ni se implementó un sistema informático para el registro, control, supervisión y seguimiento de la documentación remitida por las Organizaciones de la Sociedad Civil”, señaló la ASF.
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