Todas las reformas electorales han sido resultado del consenso político, afirmó el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, quien criticó que la propuesta de reforma electoral enviada por el ejecutivo federal de forma unilateral.
En el Foro organizado por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Córdova planteó que la reforma no es necesaria ni pertinente en este momento político, “ya que podemos ir al 2024 con el sistema electoral que tenemos”, afirmó.
Sin embargo, añadió, existe siempre la oportunidad de mejora del sistema electoral, aunque advirtió que las reformas tienen que ser bien pensadas, sustentadas en datos y hacerse desde la suma.
El sistema actual, resaltó Córdova es un producto de muchas reformas que vienen dadas desde 1975 y se han dado a punta de consensos entre todos los actores políticos. Funciona a tal punto que se han organizado 322 elecciones en ocho años, con total éxito y sin ningún tipo de fraude.
Fraude es la narrativa de los malos perdedores
Córdova se mostró preocupado por el lugar desde donde se plantea esta reforma que analiza la Cámara de Diputados: la denuncia del fraude, que calificó como la narrativa de los malos perdedores, ya que es el arma de defensa de los que pierden una elección.
Indicó que una de las grandes certezas del sistema electoral es el hecho de que los muertos ya no votan, aunque sí firman en los procesos de participación ciudadana, lo que, dijo, da a entender que las conductas fraudulentas se siguen cometiendo y que el trabajo del INE en detectarlos está funcionando.
A su juicio, en caso de que se decida hacer una reforma electoral se debe cumplir con tres condiciones para que no se convierta en un problema:
- Que sea resultado de un amplio consenso político
- Sirva para mejorar el sistema.
- Que sea producto de datos duros y no de humores.
Las autoridades electorales aseguraron que el INE es la pieza central del control político y que las áreas de oportunidad pueden ser la reducción de costos y hacer más eficiente la administración y la justicia electoral. Pero de forma racional, no para ahorcar el sistema.
Parte de las críticas que externaron fue la reiteración de “volver hacia atrás”, es decir, que la reforma como está planteada es una involución de la democracia constitucional que tenemos en México y eso no debe permitirse, ya que las reformas deberían ser para ir hacia adelante. BG
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