Hoy se puede decir que inicia un nuevo capítulo en el estudio de la evolución de la vida sobre la Tierra con el hallazgo de fragmentos microscópicos de “ADN ambiental” un millón de años más antiguos que los del mamut siberiano que hasta ahora tenían el récord, y que permiten mapear un ecosistema que existió hace dos millones de años.
El descubrimiento, que se reportó en la revista Nature, fue hecho en 41 muestras de unas pocas millonésimas de milímetro de largo que se tomaron de la formación Kap København (Cabo Copenhage), un depósito de sedimentos de casi 100 metros de espesor que se fue formando en una bahía en el punto más al norte de Groenlandia.
“Las muestras se encontraron enterradas profundamente en sedimentos que se habían acumulado durante 20 mil años. El sedimento finalmente se conservó en hielo o permafrost y, lo que es más importante, los humanos no lo perturbaron durante dos millones de años”, dijo Kurt Kjær, uno de los líderes del equipo de 40 investigadores de Dinamarca, Reino Unido, Francia, Suecia, Noruega, Estados Unidos y Alemania.
En las muestras descubrieron material genético de animales como renos, liebres y lemmings; plantas y microorganismos. Incluso encontraron restos de un mastodonte, en contra de la hipótesis según la cual estos animales no llegaron tan al norte como Groenlandia desde sus orígenes.
De acuerdo con el análisis, el clima en Groenlandia era entre 10 y 17 grados más cálido que ahora, y la investigación mostró que más especies de las que se pensaba pueden adaptarse a temperaturas variables, pero requieren tiempo.
“El calentamiento global actual significa que las especies no tienen ese tiempo, por lo que la emergencia climática sigue siendo una gran amenaza”, dijo Mikkel W. Pedersen, otro de los coautores.