La manipulación de la escena de un multihomicidio que dejó una cantidad indeterminada de víctimas durante un sepelio en San José de Gracia, en el municipio de Marcos Castellanos, Michoacán; el ataque a mansalva en un restaurante cerca de Puerto Escondido en Oaxaca con un saldo de cinco personas muertas y al menos dos más heridas, derivado de la decena de crímenes reportados en la zona del Istmo y la costa oaxaqueña; que se suman a los ataques dirigidos a políticos en Guerrero que hoy cobró la vida de un excandidato a regidor al interior de un gimnasio de la avenida Costera Miguel Alemán en Acapulco, son sólo algunos de los hechos de violencia que han encendido las alarmas en el gabinete de seguridad.
El hilo conductor en la mayoría de los casos se deriva de la defensa territorial, principalmente del cártel Jalisco Nueva Generación y grupos aliados en contra de células al servicio del cártel de Sinaloa, entre otras organizaciones. De acuerdo con informes de inteligencia la extensión de la lucha entre los grupos criminales está bajo análisis para dimensionar la magnitud de sus operaciones, complicidades y alianzas.
Sobre el multihomicidio en San José de Gracia, difundido ayer en la tarde en redes sociales, el fiscal general de Michoacán, Adrián López Solís informó que se investiga a las autoridades municipales de esa localidad porque fue hasta tres horas después que se avisó a las oficinas estatales, tiempo suficiente para limpiar toda la escena.
En cuanto al rebrote de violencia en Guerrero, particularmente en Acapulco parece advertirse luego de que esta mañana muy temprano, cuando llegaba a un gimnasio de la Costera, Juan Carlos Brito Morán, exdirector de la Policía Auxiliar de Acapulco durante el gobierno de Evodio Velázquez Aguirre (2015-2018) y excandidato a regidor por Acción Nacional, fue recibido a tiros por sujetos desconocidos que lograron darse a la fuga. La violencia homicida en la entidad ha dejado 59 homicidios dolosos en lo que va del año tan sólo en Acapulco -un promedio de 30 homicidios cada mes-, lo que ha generado un clima de tensión en la sociedad porteña.
Mientras que, en las regiones del Istmo y la Costa oaxaqueña, donde el gobernador Alejandro Murat ha sostenido que se mantiene un “blindaje de seguridad”, episodios de violencia durante este fin de semana implicaron el asesinato de al menos 11 personas, entre ellas, tres mujeres, de acuerdo con lo reportado por ADN sureste.
Zona de choque
San José de Gracia, una zona rica por la producción de lácteos y la llegada de remesas, desde hace más de una década se convirtió un territorio dominado por el cártel Jalisco Nueva Generación. Se trata de uno de los puntos de conexión entre Michoacán y Jalisco o Colima, en ambos casos a no más de 140 kilómetros de sus capitales, por eso una ruta de trasiego de drogas, pero también uno de los corredores de entrada y salida para la pelea con los grupos criminales ubicados en Michoacán.
Hasta ahora las autoridades confirman el asesinato de un grupo de personas derivado de “un enfrentamiento entre grupos criminales”, sin determinar el número de víctimas, pues como reconoció hoy el propio fiscal del estado: “no es posible cuantificar el número de víctimas porque materialmente no están disponibles”; sólo algunos restos y los videos del ataque, los cuerpos apilados y hombres armados limpiando la escena hasta con bombas de presión para el agua.
Aunque parece algo inusual la limpieza del lugar del crimen, las fuentes consultadas aseguran que se contabilizan varios casos con una operación similar, “y esta parece que se salió de control”.
La información recabada por la fiscalía estatal sostiene que se trataba de velorio de la señora Eliza G., mamá de un hombre llamado Alejandro G., apodado “El Pelón”, quien era líder de un grupo criminal ubicado en Jalisco. Sin embargo, al no localizar los cuerpos y la incertidumbre que ha generado este hecho, y las reacciones que en su caso pudiera desencadenar llevó a por lo menos cinco municipios de Jalisco suspendieron clases este lunes, lo que podría extenderse un día más.
“Se obtuvo también información que Alejandro G. y otro sujeto, cuya identidad nos reservamos para objeto de la investigación, mantenían rencillas por la desaparición y homicidio de familiares, lo que se atribuían de manera recíproca”, señaló en conferencia el fiscal de Michoacán.
Rebrote en Acapulco
Juan Carlos Brito Morán recibió distintos disparos que, de acuerdo a testigos, fueron al menos dos hombres los que esperaban al exdirigente panista en la entrada del gimnasio Condesa, ubicado sobre la Costera Miguel Alemán, a quien hicieron varios disparos al verlo. Brito intentó ingresar al gimnasio, pero ya no tuvo fuerzas y se desplomó sobre la acera herido de muerte.
El crimen ocurrió aproximadamente a las 07:00 horas cuando la principal avenida turística de Acapulco se encuentra llena de personas que se dirigen a sus centros de trabajo, se trata de una zona del puerto que es de los sectores más vigilados por policías, militares y guardias nacionales.
Brito Morán era empresario, dueño de algunos salones de baile en este puerto además de una empresa de seguridad privada. Antes de incursionar en la actividad partidista se desempeñó como agente de la Policía Investigadora Ministerial.
Aunado a este crimen, ayer domingo, agentes federales en coordinación con autoridades estatales lograron la detención de tres personas quienes transportaban a un hombre cautivo para su posible asesinato, pero al pasar por un puesto de seguridad de policías y militares, la persona privada de su libertad saltó del auto en movimiento para llamar la atención de los uniformados, quienes de inmediato detuvieron a los tres sospechosos, una mujer y dos hombres.
El plagiado resultó ser Guillermo Galeana Salas, director de Finanzas de la Comisión de Agua Potable de Acapulco durante la administración del perredista Evodio Velázquez Aguirre. Galeana llevaba cinco días secuestrado por los tres captores, quienes le amputaron un dedo de la mano y un dedo del pie para presionar a la familia agraviada, que entregó diversas cantidades de dinero a los secuestradores.
Con apoyo de la Coordinación Nacional Antisecuestros (CONASE), los policías lanzaron un rápido operativo para ubicar la casa de seguridad donde mantenían oculto al exfuncionario -a quien torturaron con un soplete- y, en el curso de la madrugada, aprehendieron a otros cuatro secuestradores que resultaron estar encabezados por extranjeros identificados como Juyn N, ciudadano de nacionalidad coreana, y Bianca N, una joven de origen cubano.