#Recorridos | Un pedazo del gran Nayar

25 de Noviembre de 2024

#Recorridos | Un pedazo del gran Nayar

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Te sorprenderá conocer sus pueblos con vestigios arqueológicos y coloniales, donde no sólo encontrarás descanso, buenos precios, muy buena comida y paisajes de diferentes tonalidades, sino una gran hospitalidad y la oportunidad de construir tu propia aventura

Un corredor que llena la vista de distintos tonos verdes, envuelto en montañas que rebosan vida por sus lagunas y ríos, que cruza entre bosques, cultivos y la gran sierra del Nayar; hasta topar con las negras rocas del volcán Ceboruco que con su fumarola nos alerta que en cualquier momento puede despertar, así es la ruta de 200 kilómetros que te llevará a descubrir los hermosos pueblos de Nayarit.

›Aunque el territorio nayarita está en el Pacífico y sus playas rebosan en vitalidad y belleza, en la entidad encontrarás comunidades escondidas entre montañas y enormes cultivos que puedes explorar y te sorprenderán.

Para aprovechar, te recomendamos llegar primero a Guadalajara, y emprender la ruta muy temprano, por la carretera rumbo a Tepic.

A tu paso encontrarás por lo menos cuatro lugares en los que deberás detenerte, incluso pernoctar si el tiempo no te alcanza, para que puedas disfrutar de las huellas de la minería; sus calles estrechas y empedradas con sus plazuelas coloridas; además de una laguna en la que puedes nadar.

También puedes observar los vestigios arqueológicos únicos en México como decenas de iglesias que la época Colonial dejó a su paso, especialmente hechas por franciscanos y bosques que podrás recorrer a pie o en bicicleta.

Pero este sitio ofrece otro ingrediente más: su historia. El Gran Nayar tiene impregnado en su venas las culturas de los pueblos antiguos, tanto coras y wixaritaris (huicholes), como tepehuanes y nahuas, lo que se refleja en sus artesanías, costumbres y especialmente en su comida, de la que debes probar cada uno de sus platillos.

El camino colonial

Antes de dejar Guadalajara puedes almorzar una deliciosa birria en El Chololo, que queda en tu ruta o si prefieres, espera y recorre los primeros 127 kilómetros, para llegar a tu primera parada, Ixtlán del Río, que significa “lugar donde abunda la obsidiana”.

Historia. En 1823 Ixtlán recibe su nombre, siendo parte del cantón de Jalisco.

Se trata de la puerta de entrada a Nayarit. Es un pueblo mágico ubicado al sureste del estado, que tiene mucha vida en la comunidad.

Su plazuela es muy colorida y en ella puedes encontrar la comida típica: la birria y por la tarde el pollo a la picha, un platillo que inventó doña Picha, cuyo sabor es recomendado por todos en la ciudad. También puedes probar un fresco tejuino o un helado.

Sus calles empedradas y la hospitalidad de la gente te invitarán a sentarte un rato para mirar su iglesia o su palacio municipal.

Luego puedes visitar el antiguo casco de La Haciendita o la vieja estación del ferrocarril. Y para quienes les interesa tener una gran vista de la zona y de paso visitar al Cristo Rey, pueden subir en auto un camino de 15 minutos.

Lo que no te puedes perder es la zona arqueológica de Los Toriles, conocida como El Antiguo Ixtlán, y que fue habitada 300 a.C. y hasta el 600 d.C., un referente único de la cultura mesoamericana.

Arqueología. Toriles alberga una pirámide circular de Ehécatl-Quetzacóatl y troneras en forma de cruz creados cuando aún no ocurría la Conquista.

Desde que llegas puedes sentir la tranquilidad del espacio y su grandeza, ante la belleza de los 15 palacios expuestos de un centro ceremonial que forma parte de los que serían los primeros asentamientos construidos por los nahuatlacas en su camino al Valle de México.

Tu siguiente parada puede ser en Ahuacatlán, conocido como “el lugar donde abunda el aguacate”, por lo que sólo tendrás que conducir 13 kilómetros para encontrarte con un hermoso pueblo en el que podrás estirar las piernas y conocer el templo de San Francisco de Asís, fundado en 1550, y si te animas hasta caminar en sus bosques con olor a pino y roble.

Este sitio fue fundado por la tribu nahoa y desde entonces se convirtió en un punto importante de comercio y de paso de los viajeros.

El valle de piedra

Jala es uno de los míticos pueblos nayaritas por estar envuelto entre el volcán de Ceboruco y la sierra montañosa. Aquí es aconsejable que llegues por Ixtlán del Río o desde Ahuacatlán, desde ambos puntos no recorrerás más de 15 kilómetros.

Pioneros. Jala fue el primer asentamiento con pobladores de origen náhuatl y fue evangelizado por los frailes de Ahuacatlán.

En este sitio te recibirán sus calles empedradas y estrechas que enmarcan sus casonas virreinales.

Desde el centro puedes caminar unas cuantas cuadras para disfrutar de sus dos plazas, en una de ellas encontrarás la basílica de Nuestra Señora de la Asunción que en su construcción en el siglo XIX mezcló lo amarillo, rosa y verde de la cantera, así como la Capilla de San Francisco, erigida en 1882.

Es un buen lugar para pernoctar y levantarte muy temprano para visitar el Ceboruco. Podrás hacerlo a caballo, en bici de montaña, automóvil o caminando. El paisaje y su camino entre rocas será inigualable, y podrás ver muy de cerca sus fumarolas.

Contemplación. Detente en el mirador para observar la belleza de Ahuacatlán.

También puedes trasladarte en auto a la cascada El Salto (si viajas entre junio y septiembre) y subir al Cerro de la Cruz, donde podrás tener una colorida vista panorámica de Jala. Tienes que comer sus dulces elotes, los más grandes del mundo, que superan los 40 centímetros y, por cierto, la festividad del maíz es en agosto. No olvides visitar la cenaduría Maribel, en donde toda una familia sirve platillos típicos caseros, enormes y deliciosos, además muy económicos.

¡Aaaahh! Deja espacio para el pan de plátano y de picón, los rosquetes, la bizcotela y las gorditas de maíz. ¡No te arrepentirás!

Y si quieres llevar un itacate para continuar tu viaje puedes comprar cacahuatitos, cacahuata y hasta pinole.

Cuando retomes la carretera fíjate muy bien, porque a unos cuantos kilómetros podrás descubrir un gran valle de piedras negras que corta la planicie. Desde el mirador podrás apreciar el espectáculo que dejó en su última erupción el volcán de Ceboruco y, si te animas, hasta caminar entre las grandes rocas.

La laguna dentro de un cráter

Cuenta la leyenda huichol que la Laguna de Santa María del Oro se formó de las lágrimas de dos enamorados, Michiztlán, hija del rey Tepozilama, y el joven príncipe y guerrero Pintontli, quienes pertenecían a ciudades enemigas.

Cuando descubrieron que se veían a escondidas, el padre de la novia en castigo los mandó a amarrar sin comer y fue entonces que al llorar formaron este cuerpo de agua que cambia de color.

›Lo aconsejable en Santa María del Oro es detenerte en el mirador de la laguna para dimensionar este cuerpo de agua formado por la caída de un meteorito y por la gran cantidad de minerales que contiene. Por momentos azul, verde esmeralda o turquesa.

Después pasea por el centro para visitar la parroquia del Señor de la Ascensión y la plaza; luego acude a la laguna, en donde puedes rodear sus ocho kilómetros caminando o en bicicleta, pasear en lancha o en kayak.

En tu camino observarás las aves y nadarás en su agua dulce, algo de lo que no te arrepentirás, porque podrás ver las crestas del cráter y si haces un poco de snorkel el espectáculo será único.

TIP

Si rentas un auto, confirma disponibilidad y cobro total. Exige que respeten las condiciones del contrato, pues podrías tener malas experiencias con el servicio de la agencia.

Trayecto

Cómo llegar: Aeroméxico, Interjet, 
Vivaerobus y Volaris tienen vuelos 
diarios hacia Guadalajara.

De la CDMX viaja a Guadalajara 
en auto propio, autobús o avión. 
Desde Guadalajara toma la carretera 
15 Guadalajara–Tepic–México.

El costo con casetas de ida es cercano 
a 300 pesos. En un automóvil 
de cuatro cilindros gastarás 
400 pesos de gasolina magna.

Nayarit

Costo: Necesitas por lo menos cuatro días para este recorrido y en promedio diario gastarás en hospedaje y alimentación, entre 700 y dos mil pesos para dos personas.

Hoteles: Puedes encontrarte precios desde 300 hasta dos mil 500 pesos la noche, dependiendo el lugar y las comodidades.

Puedes encontrar opciones en Airbnb, pero ten cuidado, verifica muy bien que las instalaciones sean las que prometen y que el precio corresponda a las comodidades.