Tenía una comida de trabajo a las tres de la tarde, pero se le hizo temprano. “Tanto mejor”, pensó, porque aquella reunión le había costado mucho trabajo conseguirla. Para matar el tiempo, decidió caminar por los alrededores. Fue entonces que vio algo inusual: varias jacarandas floreando a principios de enero, cuando tradicionalmente lo hacen justo antes de comenzar la primavera. Recordaba que en el 2020 había pasado algo similar con algunos cuantos árboles, pero ahora le preocupó la cantidad de ejemplares con floración temprana.
Además, observó que no sólo en su colonia hacía falta agua: pipas por toda la ciudad estaban dotando de líquido a varios edificios y residenciales. “Es mala señal”, reflexionó, “pues pareciera que México está comenzando a sufrir los estragos del cambio climático”. No sería extraño. El año 2023 fue considerado el más caluroso de la historia mundial, y nuestro país no tendría por qué salvarse de tales afectaciones.
Adicionalmente, sabe con certeza que el cambio climático es imparable, ya que no sólo depende de la acción industrial del ser humano, sino del desplazamiento del eje de la tierra, que se ha movido al menos 10 centímetros por año desde que se tiene noción y se registra con números confiables, es decir, desde aproximadamente el año 1900. Eso, sin embargo, no la tranquiliza a ella, que es experta de la Organización Meteorológica Mundial, pues conoce de sobra lo que atraerá como consecuencias para nuestro país.
México ya atraviesa por una sequía brutal, pues, aunque ha llovido, no lo ha hecho donde se necesita y nuestros gobiernos no han tenido la visión de futuro para prepararse. Además, sabe que las reservas de agua con las que cuenta la Ciudad de México sólo alcanzan hasta el mes de mayo entrante. Comenzarán con el racionamiento y después vendrán los problemas sociales.
Para agravar la situación, le parece, el Presidente quiere lanzar una nueva ley del agua que, para “taparle el ojo al macho”, sólo agravará el desempleo y la inflación al generar escasez en la producción, incluida la de alimentos.
Es cierto que una minoría de concesionarios tiene el mayor volumen de gasto de agua y ni siquiera se les mide, pero se sabe que las industrias mineras y manufactureras gastan casi 80% del total de consumo, y que la captación pluvial y el reciclaje han sido medidas superficiales y hasta minimizadas.
Por si todo eso fuera poco, el comercio mundial se está viendo enormemente afectado por problemas de irrigación en el Canal de Panamá, y todo empeora por culpa de Irán, que al apoyar a la milicia terrorista islámica de los hutíes, ha vuelto intransitable el Canal de Suez, ruta directa entre el Atlántico Norte y el Índico Norte a través del mar Mediterráneo y el mar Rojo.
Esto ha causado que se añadan en promedio 10 días más de costos, combustibles y problemas al transporte de mercancías, que llegan con retraso y que incrementan su precio por mayores gastos y especulación.
Miró su reloj. Era tiempo de volver, pero se detuvo ante el escaparate de una librería de segunda mano. Recompró un ejemplar que nunca le devolvió una amiga.
Era México sediento de Francisco Martin Moreno, y en esa novela, recordaba, se establecía que los movimientos sociales más violentos habían sido siempre causados por una gran sequía. Por ese desvío, llegó un poco tarde a su reunión, pero no le importó demasiado, ya que había perdido el apetito.
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