Martha dice que ese sábado en particular, desde que despertó, presintió algo malo. También, me dice que nunca ha sido dada a creer en supercherías ni en lo sobrenatural. En fin, que lo que le pasó al salir del supermercado, es una nueva forma de estafa de la que hay que cuidarnos y dar a conocer, porque se ve de lejos, que estos delincuentes son profesionales y saben lo que hacen.
Total, que saliendo de hacer sus compras semanales, llegó a su coche, desactivó los seguros con el control remoto, metió su bolsa en el lugar del pasajero, cerró la puerta, abrió la cajuela y guardó en la misma la despensa que había adquirido y hasta acomodó el cartón de huevo para que no se le fueran a romper. Posteriormente, con el mando reactivó los seguros y después de verificar que estuviera bien cerrado el maletero, fue a dejar el carrito asistente a la zona asignada, pues “siempre hay que ser bien educados, gente de bien, a mí todavía me enseñaron la importancia del civismo”.
Una vez terminada dicha tarea, Martha volvió, abrió los seguros y se introdujo en su vehículo en el asiento del chofer. Como siempre, puso en modo silencio su teléfono celular y lo introdujo en su bolsa de mano, que seguía en el asiento del conductor. Luego, la puso en piso para que le fuera a caer con el vaivén, se ajustó el cinturón de seguridad, giró la llave en la marcha, bajó la ventana y estaba por poner reversa cuando observó que una jovencita, que estaba detrás de su coche, le señalaba algo en el piso que no logró vislumbrar desde el espejo.
“¿Le puedo ayudar en algo?” y la otra chiquilla le repitió que ahí casi debajo de su cajuela, estaba una cartera de mujer, que si no era de ella porque se veía que traía tarjetas y algo de efectivo. “No es mía”, le respondió con seguridad pues es rutinariamente cuidadosa con sus pertenencias, pero puso el auto en parking y descendió para ver si juntas podían determinar de quién era aquella cartera y asegurarse de entregarla a su justa dueña o a la encargada de cosas perdidas.
La chica la levantó y la abrió, y a primera mano, se observaba un buen fajo de billetes de baja denominación. Y pesaba. Y mientras ambas buscaban por entre las tarjetas si había una identificación, Martha ni se percató que, del lado del copiloto de su auto, cuyos seguros ella misma había abierto, un joven con amplia chamarra negra sustrajo con presteza y celeridad su bolsa, esa sí conteniendo todas sus pertenencias, incluyendo dinero en efectivo, tarjetas de crédito, su INE, las llaves de su casa y su aparato celular.
Para cuando Martha volvió de haber encontrado a la dueña de la cartera, sin saber que también era cómplice, ni se acordó de su bolsa y salió rumbo a su casa sintiendo el orgullo del deber cumplido, ignorando que en poco tiempo ya le habrían robado la identidad, sus ahorros para ponerse un marcapasos, le habrían endrogado con varios microcréditos y que no tendría ni acceso ni a sus redes sociales ni a sus correos electrónicos.
Sucede que ahora todos los mecanismos de protección de datos, de doble verificación de todo, comenzando con el WhatsApp y terminando correos que con eso y tu teléfono, pueden entrar a la app de algunos bancos, pues envían mensajes de texto al teléfono para verificar tu identidad. Los criminales primero sacan la SIM del teléfono robado, cambian contraseñas de todo, incluyendo la de AppleID para dejar incluso ilocalizable lo robado. El SIM swapping no es nuevo. Antes se hacían pasar por empleados de telefónicas o con argucias, copiaban la información. Ahora es más fácil robar el teléfono. Más si eres una persona de rutinas fijas, como hacer siempre todo lo mismo afuera del supermercado. Si cuentan además con tus datos bancarios, tarjetas e INE, te pueden destruir la vida en cuestión de minutos. Lo mejor para protegerse es bloquear tu SIM con los datos del proveedor, no cargar con tu INE salvo para ir a votar, bloquear con el buró de crédito que no puedan sacar nuevos créditos a tu nombre y buscar otros medios de verificación en dos pasos que no sea enviarte mensajes SMS. ¡Que no le pase a nadie más, gracias por compartir!