Uno de sus grandes placeres culpables, es el disfrutar al mirar su propio perfil en el IMDb (Internet Movie Database), una compilación exclusiva sobre el mundo del cine y documentales. Y pues él es actor y más recientemente, influencer del deporte. Así que, goza de ver que le reconozcan, como cuando le pidieron un autógrafo y una fotografía cuando estaba en el aeropuerto español para tomar un vuelo hacia Cancún, sin imaginar la pesadilla que le esperaría en México.
Nació en Bucarest, capital de Rumania, en un frío enero de hace 26 años (su país de origen se acopló a la Unión Europea hace un lustro, motivo por el cual, reside en España de forma legal).
Como tiene muchos fans mexicanos, resulta que quiso venir a nuestras playas del Caribe y, para ello, ahorró y compró un vuelo redondo con una aerolínea española y además, prepagó su estancia de una semana en un hotel todo incluido. Total, que después de un vuelo de casi 12 horas y con muchas ganas de llegar a su hotel, fue retenido por representantes de la nueva y ya desbordada autoridad corrupta de los aeropuertos de cuarta.
Al entregar su formato migratorio, sin mediar pregunta ninguna, el agente le retuvo el pasaporte y le condujeron a un cuarto con alrededor de dos docenas de personas de diversas nacionalidades. No tuvo, sin embargo, ni información ni acceso mínimo a comida, agua o baños, y pasadas un par de horas, acompañado de miembros de la Guardia Nacional, se presentó ante ellos un rechoncho oficial del instituto nacional de migración que poco a poco, les fue comentando uno a uno, que si no aclaraban su situación, serían deportados.
Con todo y su estatura, además de su generosa musculatura, él es tan tímido (sólo compra condones por medio de Amazon para evitarse ir a la farmacia y pedirlos en persona), que no se animó a hacer mayores preguntas en público y decidió callar y mejor se acercó a los oficiales para inquirir sobre cómo podía salir de aquel aeropuerto para irse a su hotel, pues todos sus papeles se encontraban en regla.
Le respondieron que era un operativo migratorio y que, él –al igual que los demás detenidos– no poseía vuelo de regreso, ni lugar de pernocta ni efectivo ni tarjeta de crédito, así que sería deportado de vuelta a España. Les confrontó: tenía vuelo de redondo, actividades y hotel todo incluido prepagado, y hasta dos tarjetas de crédito. Y entonces, cambió el trato… se tornó todo más amable y hasta lo llevaron a un lugar un poco apartado.
Ahí, el oficial del INM y uno de la Guardia Nacional, le hablaron claro: para poder pasar y disfrutar su semana prepagada, tenía que pagarles cuatro mil dólares por persona, en efectivo, sin recibo ni comprobante ni motivo, para que ya los liberasen del problema. Y pues se negó. Sin recibo ni comprobante, le sonaba a extorsión. Y entonces le boletinaron para que no pudieran entrar de nuevo a México y junto a otros, los subieron en un avión directo a Madrid.
Ha exigido una explicación y la SRE y el INM (porque la GN no se ha dignado en contestar), se ha contradicho hasta en el más burdo intento de justificarse, al grado en que ahora hasta lo han acusado de querer sobornar a los agentes migratorios. Cuando le preguntan sobre qué quiere sacar de esto, si dinero o una disculpa, su respuesta es clara: desea que México, que le parece un paraíso, no esté en manos de criminales y que, de ser viable, los responsables no vuelvan a ningún turista, pues ya van varios de distintas nacionalidades que llegan a Cancún y se quejan de lo mismo… ¿Acaso eso será posible?
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