El futuro nos alcanzó

24 de Octubre de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El futuro nos alcanzó

js zolliker

Una de las costumbres que le trajo la pandemia y que no ha logrado sacudirse, es la de mirar, sin falta ni compañía, el nuevo episodio semanal de la serie de televisión en línea que esté de moda. En esta ocasión se trataba de una producción surcoreana bastante agradable, por cierto. Por norma se prepara un café soluble, sirve sólo tres galletas, silencia el celular y enciende la televisión para disfrutar su rato a solas, pero en esta ocasión, muy extrañamente, sonó el número fijo de casa que prácticamente no utiliza.

No sabe qué le impulsó a interrumpir su rutina para ir a contestar un aparato que nunca suena y que sólo utiliza ya para localizar su celular cuando lo ha extraviado, pero cuando descolgó el auricular y mientras intentaba pausar el servicio de streaming, una voz amigable preguntó por ella utilizando su nombre completo, que muy pocas veces emplea en la vida diaria. Debía tratarse, por ende, de algo importante.

–Gracias por tomar nuestra llamada, ¿cómo se encuentra usted hoy? –le preguntaron.

–Muy bien, muchas gracias… ¿De dónde me dijo usted que me llama?

–De la Junta Municipal de Agua Potable y Alcantarillado, disculpe que la molestemos, pero queremos verificar sus datos en el sistema.

–Sí, dígame…

–Solamente verificar que no tenga problema en sus tomas de agua y esté al corriente de sus pagos.

–Ay, señorita, la mera verdad no sé –respondió contrariada– mis hijos se hacen cargo de todo, pero son muy pinches responsables, así que todo debiera estar en orden, ¿verdad? Antes, Emilio, mi marido, se ocupaba de tener todo en regla, pero la mera verdad, yo no ando muy enterada. ¿Se les debe algo? –preguntó.

–No se preocupe, solo estamos verificando que no tenga fugas, ¿ha detectado alguna? –le cuestionó la voz del otro lado.

–No, mija, nada, nada, ninguna que haya visto – respondió y después de intercambiar un par de líneas más, ella volvió a su rutina televisiva, sin siquiera imaginar que aquella llamada se la habían hecho para grabar su voz y luego procesarla, en cuestión de minutos, en un sitio de inteligencia artificial.

Casi nadie lo sabe aún, pero ya es posible, con la tecnología actual, imitar y replicar con enorme exactitud, una voz de cualquiera que sea grabado por teléfono o en un tiktok o podcast o video de YouTube, para luego, con eso, crear cualquier diálogo, frases y expresiones. Así se puede lograr lo mismo que Trump alabe a Biden, el Papa hable maravillas de Satanás o que doña Luly le pida auxilio telefónico a su hija, tal y como les sucedió.

Por su parte, Lucila contestó su celular e inmediatamente escuchó y reconoció la voz de su madre, quien le comunicaba que su hermano, había vuelto a tener un accidente y necesitaba de su ayuda, pues había que sobornar a los policías que intervinieron para que se le bajara la borrachera antes de presentarlo en el ministerio público. “Mija, la mera verdad, se les debe algo”, dijo, para luego, pasarle un número de cuenta para depositar una considerable cantidad

en un OXXO. “Se hacen cargo de todo, para tener todo en regla”, le reiteró. Luego entonces, ante la actitud positiva de Lucila, la falsa doña Luly concluyó: “Muy bien, muchas gracias…”

Y pues eso: depositó todos sus ahorros en una cuenta no rastreable porque no tenía duda alguna de que aquella voz con la que conversó, era de su madre. Estos son los nuevos esquemas de robo y defraudaciones, porque ya las computadoras pueden imitar y retomar voces, entonaciones y hasta frases personales.

Pasemos la voz para que toda familia, tenga una palabra clave que les permita saber que la llamada, realmente la hace una persona viva y conocida y no el crimen organizado utilizando inteligencia artificial. Pasen la voz porque el futuro nos alcanzó y no estamos preparados para ver morir el mundo tal cual lo conocíamos hasta hace unos meses.

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