Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que después de visitar en Bogotá, a la empresa consultora Creative Advice Interactive, donde se suponía estaba asentada la CELAG y las oficinas de la señorita Edlin Amlópez, se presintió en peligro.
Reporta el agente Fonseca y Lima que, a pesar de ello, asistió a la notaría 27 de Bogotá para revisar sus archivos, pero no encontró respaldo ninguno donde se asentase la presencia fundacional o accionaria de la ciudadana mexicana en la mentada empresa.
Reporta el agente Fonseca y Lima que posteriormente, caminando por las cercanías, dio con el centro comercial Andino, donde se introdujo para comprar una maleta de mano, tres mudas de ropa interior, unos pantalones de mezclilla y un par de camisas. Asimismo, compró una nueva tarjeta SIM de prepago en Claro Singularcom.
Reporta el agente Fonseca y Lima que al salir de la sucursal de venta de teléfonos móviles, lo que le tomó más tiempo de lo que esperaba, se dedujo seguido por un grupo de hombres poco discretos y vestidos de civil. Por lo anterior, reporta, salió del centro comercial con cierta prisa y abordó un taxi que abandonó un par de cuadras después, bajo la queja “hijueputa” del conductor, frente a una sucursal de BBVA Horizonte.
Reporta el agente Fonseca y Lima que tomó por un camino que era únicamente peatonal y de ciclovía (justo en el bordo de un pequeño río) para perder a quien fuese que lo pudiera estar siguiendo en auto. Así, fue que dio con la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en cuyo templo logró refugiarse haciéndose pasar por un hombre en búsqueda del sacramento de la confesión.
Reporta el agente Fonseca y Lima que aún no había sido ni absuelto ni librado de todo pecado, cuando observó de reojo, que unos hombres entraban bajo aquella triangular iglesia. El sacerdote, al percibirlo intranquilo y al notar la presencia inusual de figurantes, le preguntó sin aspavientos y mirando que traía una maleta consigo, si había cometido algún delito. Reporta el agente Fonseca y Lima que negó cualquier infracción y que supone, el párroco le creyó, motivo por el cual, lo ocultó en sus oficinas mientras negaba su presencia e invitaba a los improbables rogantes, a dejar las instalaciones pues ya era hora de cerrar.
Reporta el agente Fonseca y Lima que después de un tinto (café, así le dicen), para no ponerlo en peligro, prefirió no comentarle al cura el real motivo que lo había llevado hasta aquel lugar, pero que le agradeció su postura humanitaria y le prometió devolverle el fraternal favor algún día.
Reporta el agente Fonseca y Lima que el religioso de apellido Botero, le comentó que tenía un compromiso en la embajada de Francia, a un par de cuadras y que tenía que partir, pero le ofreció refugio en la capilla por si necesitaba dónde pernoctar. Reporta que después de meditarlo y analizar las opciones, decidieron que lo mejor era que se escondiera en el maletero del automóvil del religioso y que aquél, lo parqueara en el subterráneo del edificio de la Alliance Française, desde donde Fonseca y Lima, pasado tiempo razonable, saldría discretamente de la cajuela y cruzaría la Carrera 11 para buscar una habitación en el hotel Click Clack, donde podría guarecerse y donde el destino lo castigaría con la mujer rubia más hermosa que habría de conocer en toda su miserable existencia, al ritmo de la canción “All yours, babooshka, babooshka, babooshkayayaaah”…
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