El agente infiltrado Fonseca y Lima XLIII

19 de Noviembre de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima XLIII

js zolliker

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que el aeropuerto El Dorado de Bogotá, lo recibió con mucho tiempo de espera por saturación (no había plataforma disponible) y una revisión personalizada inmerecida porque al agente de migración le pareció sospechoso que un mexicano llegase de Ecuador y no hubiera documentado ni cargara ningún tipo de equipaje consigo.

Reporta el agente Fonseca y Lima que lo único que atinó en responder era que le habían robado la maleta en la Terminal Terrestre Quitumbe (algó así como la central camionera de Quito), pero que no necesitaba de nada mientras tuviera consigo su pasaporte y su tarjeta de crédito internacional, lo que hizo sonreír al oficial. “Marica, yo vendería ese eslogan a una agencia de publicidad: no necesito más equipaje que mi Mastercard”.

Reporta el agente Fonseca y Lima que se instaló en el Hotel 101 Park House y que de Bogotá le impresionaron los edificios tan altos y de ladrillo, lo amable de su gente y que en el directorio telefónico tuviesen registrada a Edlin Amlópez en un domicilio donde, según las páginas amarillas, estuviesen también instaladas las oficinas de la CELAG.

Reporta el agente Fonseca y Lima que antes de averiguar más y como moría de hambre, ordenó un taxi y le pidió que lo llevase por un buen plato de comida local. Nunca imaginó que pudiese existir un tráfico más pesado que el de la Ciudad de México, reporta. A casi a vuelta de rueda, el chofer lo condujo hasta el parque de la 93, a un sitio llamado Diner, donde la especialidad de la casa era el “calentado”: un revoltijo de arroz, frijoles, chorizo y trozos de carne, todo coronado por un huevo estrellado, lo que acompañó con una cerveza Club Colombia muy fría y un poco de ají y algo de salsa Tabasco. Reporta el agente Fonseca y Lima que de postre se bebió un café con un par de aguardientes sello blanco, que le resbalaron por la garganta con demasiada facilidad, como si aquella bebida anisada hubiese sido diseñada específicamente para relajarlo a él. Posteriormente, llamó al número de teléfono de la señorita Amlópez y de la CELAG, pero al no obtener ninguna respuesta, se encaminó al mentado domicilio, sólo para encontrar que en dicho lugar no había rastros ni de una ni de la otra y que en realidad se encontraba asentada ahí una empresa consultora de mercadotecnia llamada Creative Advice Interactive.

Reporta el agente Fonseca y Lima que envalentonado por el trago y después de hacerse pasar por personal de la Interpol, algo agresivo, logró interrogar a la única empleada del lugar, quien confirmó sus sospechas: la consultoría había sido fundada por un teórico marxista boliviano asociado en medios de comunicación con el candidato Gustavo Petro y se dedicaban a producir contenidos audiovisuales de campañas políticas informales: aquellos que aparentemente son independientes, que circulan por grupos de chat y foros de internet y no son nunca reconocidos como oficiales.

Reporta el agente Fonseca y Lima que revisó algunos de los archivos resguardados que tenían a la mano y descubrió que en casi todos ellos, aparecía un joven curtido y calvo, con tintes militares, incitando a las protestas vandálicas en España, Brasil, Colombia y México, cerca de épocas electorales, atacando a ciertas empresas por cuestiones de “justicia social”.

Lo reconoció: estuvo con Andrés Salar dentro de la ambulancia en el Operativo Mantarraya y aquella atípica protesta de grupos de choque en Polanco. Le quedó claro en ese momento que el tema era más complejo e involucraba a muchas más personas de lo que Fonseca y Lima siquiera había imaginado.

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