Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima, adscrito a una nueva organización secreta de defensa de la soberanía nacional, que la noche previa había acordado mediante telefonema, reunirse con el teniente Marduk, para acompañarlo a una reunión de inteligencia en domicilio desconocido, mismo que le sería revelado mediante un mensaje de texto.
Reporta el agente Fonseca y Lima que su jefe directo le solicitó que estuviese desde temprano en las inmediaciones del centro histórico de la ciudad, pues él mismo desconocía el horario exacto de la reunión, por lo que decidió aprovechar para desayunar muy de madrugada, en El Popular, un viejo café de chinos con comida mexicana que abre las veinticuatro horas y que le gustaba frecuentar a su antiguo maestro, el segundo inspector Kinto (otro chino, pero de Chiapas), porque le gustaba su café y era adicto al pan dulce.
Reporta el agente Fonseca y Lima que, periódico en mano que compró aún con el fresco olor a tinta, ordenó un número nueve con zendo café con leche, servido en vaso de vidrio. En cuestión de minutos, llegó la mesera con calzado blanco y un plato de papaya que sazonó con miel y limón, y cuando estaba por dar el primer bocado, reporta que observó que en otra de las mesas, se sentaba un antiguo compañero del colegio de cadetes: Alejandro Escutia, otrora apodado curiosamente, el chinaloense.
Reporta el agente Fonseca y Lima que Escutia le comentó que había estado o estaba a punto de ser promovido a Comisario, cuando descubrió que algunos funcionarios del nuevo gobierno, habían robado del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado y le habían cambiado inmediatamente de asignación y desconocía siquiera si aún tendría su puesto al finalizar el año.
Reporta el agente Fonseca y Lima que mientras Escutia se obsequiaba con el chicharrón a la ranchera, le comentó que el modus operandi de los ladrones, era impúdico por estar tan cercanamente relacionados con la más alta esfera del poder: solicitaban mirar alguna alhaja o verificar el estado de alguna pieza y llegaron a sustituir diamantes y esmeraldas por cristales de fantasía y uno de ellos, con total insolencia, intercambió sin reparos, originales relojes por réplicas.
Reporta el agente Fonseca y Lima que cuando se disponía a ordenar una concha con nata, vibró su teléfono móvil. Era un SMS del teniente Marduk, que Fonseca y Lima, confiesa no entendió, pues solo decía “sesión.huir.duró en 30”. Asume que algo le notó Escutia, pues le preguntó el motivo de verlo algo desencajado.
Reporta el agente Fonseca y Lima que mucho se sorprendió cuando Escutia miró el mensaje y le dijo que creía que se trataba de instrucciones, pues desde hace tiempo, todos los mapas del mundo fueron divididos por militares, en cuadrados de 3x3 metros que corresponden a exactamente tres palabras, de tal forma que se pueden determinar lugares exactos para su localización geográfica. Lo más extraño de todo, reporta el agente Fonseca y Lima, es que Escutia tenía instrucciones de ir a fotografiar a un sospechoso a una dirección en particular y resultó tratarse del exacto mismo lugar a donde él debía encontrar al teniente Marduk, según pudieron confirmar utilizando la aplicación what3words…
Continuará.