El agente infiltrado Fonseca y Lima -I (La precuela)

7 de Septiembre de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente infiltrado Fonseca y Lima -I (La precuela)

js zolliker

Reporta el agente infiltrado, Pedro Fonseca y Lima, adscrito a la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la zona Oriente, que ha estado colaborando estrechamente con los jefes policiales del cuadrante de Tetepan, pues diversos vecinos le han hecho llegar a la dependencia informes varios sobre un grupo de sospechosos que, al parecer, han rentado varias propiedades alrededor de Xochimilco.

El agente Fonseca y Lima informa que le ha llamado la atención que los pobladores refieren que este grupo se comporta de manera extraña. Según los reportes, llegan y salen de las propiedades en horarios irregulares, utilizan mascarillas médicas y tienen el cabello rapado.

Se desplazan en camionetas con cristales entintados y parecen estar liderados por una mujer rubia que parece estar “fuera de lugar”.

Reporta el agente Fonseca y Lima que asistió a las oficinas centrales para informar a sus superiores sobre los avances de su investigación y la creciente probabilidad de que por fin hubiese dado con una pista viable de los asaltantes de joyerías mejor conocidos como “la banda de los cubrebocas”, pero no quisieron escucharlo y le advirtieron que dejara de gastar el tiempo y presupuesto público en investigaciones cerradas y no autorizadas.

Reporta el agente Fonseca y Lima que, malhumorado y hastiado, sacó el expediente a escondidas y deambuló desde la Glorieta de los Insurgentes hacia el sur, sin rumbo fijo. Para su fortuna, reporta, se topó de pronto con la calle de Colima, en la colonia Roma Norte, pues le hizo recordar que, en esquina con la calle de Tonalá, existe su café favorito, Almanegra, un sitio iniciático y simbólico.

Ordenó un Gibraltar, un espresso con leche al vapor que nació gracias a una confusión. Aquello le hizo pensar en que, quizás, sus superiores tenían razón.

Reporta el agente Fonseca y Lima que, no obstante sus dudas, dos horas después estaba sentado, vestido de paisano, en una de las bancas de hierro de la plaza San Cristóbal (frente a su capilla) y a unos metros, se encontraba una de las casas señaladas por los informantes.

Era una propiedad grande, de unos mil quinientos metros cuadrados de terreno, dos pisos construidos, amplio jardín y un estacionamiento –de momento vacío– para unas seis camionetas.

Reporta el agente Fonseca y Lima que, tras lo que parecía una interminable vigilancia, abrió la verja un chaparrito rapado, con tapabocas y una mochila táctica al hombro, y abordó una trajinera de uso personal en un pequeño y casi imperceptible recodo del canal que lleva hacia la Laguna de Caltongo.

Apenas lo perdió de vista y casi sin pensarlo, Fonseca y Lima saltó sobre otra barcaza, la desató y comenzó a seguirlo. Reporta el agente Fonseca y Lima que el trayecto duró cerca de 20 minutos hasta que su objetivo viró sobre un canal entre las chinampas.

Reporta el agente Fonseca y Lima que sintió terror en cuanto se adentró en la zona y se topó de frente con el sujeto, quien le apuntaba con un rifle semiautomático. Pensó en arriesgarse y tirarse por la borda para intentar escapar nadando bajo el agua turbia, pero de pronto escuchó cómo detrás de él, cortaron cartucho y le gritaron: “¡Ni lo pienses!”

¿Continuará?

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