Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que al no localizar al enigmático y escurridizo Andrés Salar, recurrió a Nikita Yurinov, cabeza de espionaje de la CIA en América Latina, quien en su oficina y con un tono de voz exageradamente cortante y elevado, le respondió que no podía inmiscuirse en asuntos distintos a los de su investigación submarina, misma que ya había sido dada por concluida por sus superiores.
Reporta el agente Fonseca y Lima que por la teatralidad empleada por el ruso, supuso que además de micrófonos, aquella oficina debía contar con videocámaras, lo que presume confirmó, cuando al despedirlo y estrecharle la mano, le entregó con delicadeza y astucia, un pedazo de papel como lo hace un avezado cliente que desea deslizarle un billete al maître para demostrarle su aprecio. Lo hizo además, recuerda, cubriéndose con el ángulo de la puerta entrecerrada.
Reporta el agente Fonseca y Lima que fue hasta que llegó a su apartamento y se encerró en el baño, que se atrevió a mirar el pequeño y doblado pliego, el cual contenía únicamente las siguientes siglas escritas a mano: “B.A.H.-U.A.CH.-C.I.E.S.T.A.A.M.”. ¿Qué es esta mierda?, pensó. Con enorme pereza, reporta, se descubrió ante un nuevo enigma y muy pocas ganas de descifrarlo, por lo que antes de siquiera pedir el apoyo de amigos expertos en criptografía, decidió recurrir a Twitter, pues le apetecía más un par de albures, que una real faena.
Reporta el agente Fonseca y Lima que ni apenas se sirvió una cerveza helada, le llegó una notificación de aquella red, donde un tal Ingelo (¿será por ingeniero?) con pesada inteligencia y rápida ironía, le contestó que una simple búsqueda en google les habría ahorrado tiempo a todas las partes, pues se trataba de la Biblioteca Archivo Histórico –Universidad Autónoma Chapingo– Centro de Investigaciones Económicas Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial.
Reporta el agente Fonseca y Lima que, en tales instalaciones ubicadas en la carretera federal a Texcoco, después de buscar y buscar encontró solamente una ficha bibliográfica en la base de datos del Centro Documental, bajo un pequeño apartado de “publicaciones en proceso de revisión”, donde se citaba al buscado Andrés Salar. El responsable de la investigación de hacía más de una década, era un académico argentino con doctorado en Barcelona, España.
Reporta el agente Fonseca y Lima que cuando leyó el “Microsimulador demoscópico de desarrollo económico en Latinoamérica”, se convenció de que dicho documento o borrador de paper, era en realidad, el resultado astuto de quien está muy acostumbrado a llenar hojas en blanco de palabras vacías para justificar un gasto o el agotamiento de un presupuesto dado.
Reporta el agente Fonseca y Lima que según su olfato entrenado hasta en los esquemas más burdos y corrientes, aquello ocultaba algo peor que la mera simulación y acaso, la malversación de fondos. Por ello y gracias a la red de redes, localizó en la provincia de Pichincha, en Ecuador, al referido académico argentino trabajando en la CELAG (Centro Estratégico Latino Americano de Geopolítica) y decidió de inmediato, que habría que pegarle una visita inesperada.
Continuará…