El agente Fonseca y Lima parte IX (sobre las granjas de embarazadas)

27 de Noviembre de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El agente Fonseca y Lima parte IX (sobre las granjas de embarazadas)

Reporta el agente infiltrado Pedro Fonseca y Lima que ha estado bebiendo demasiado y ganando muy poco dinero, por lo que mientras pasa gran parte de su tiempo tomando café con piquete y comiendo galletas en un restaurante desde donde cree que puede seguirle la pista a la banda de “los cubrebocas”, puso un anuncio de investigador privado en una revista de “sopa de letras”, pues es el único medio donde pudo pagar barato y a plazos.

Reporta el agente Fonseca y Lima que fue así como llegó hasta él una imprudente señora ya entrada en años para suplicarle que por favor buscara a su hija embarazada, pues, al parecer, había sido secuestrada. ¿Cuándo fue la última vez que la vio? ¿Quién es el padre? ¿Le han pedido rescate? ¿Sospecha de alguien?

Reporta el agente Fonseca y Lima que según le comentó la vieja, la chica desaparecida era de reputación ligera (apuntó en su libreta “probable prostituta”) y que tenía años sin verla (tachó el “probable” en su libreta) y que cuando quedó embarazada, la buscó, porque necesitaba que la ayudara a aliviarse (apuntó en su libreta “¿tenerlo o abortar?”).

Reporta el agente Fonseca y Lima que las indagatorias de algunos días después, le llevaron a una situación extraña y poco conocida por él, pero para las cuales, le fueron sumamente valiosos sus contactos en el submundo criminal y de los soplones y de los infiltrados: resultó que hay una enorme demanda de bebés recién nacidos en México y en el mundo.

¿Para qué?, le preguntó el agente Fonseca y Lima a sus contactos. La respuesta fue tan terrible que le ha dejado decepcionado de la humanidad entera. Hay un mercado muy grande de recién nacidos y niños. Algunos se los roban, pero la mayoría son de mujeres embarazadas que no pudieron abortar y que son llevadas a instalaciones donde se les diferencia según su salud y estrato social. Las blanquitas ojiverdes o rubias pueden permanecer en hotelitos o rancherías hasta que dan a luz y venden a sus crías recién paridas. Hasta cinco mil dólares les pagan y suelen ser bebés dedicados a la adopción furtiva. Incluso hay iglesias de cualquier denominación, que hacen la transacción.

En cambio, las chicas morenas, de escasos recursos y/o drogadictas no corren la misma suerte. Sus chamacos valen bastante menos, dependiendo de cómo nazcan. A algunos, los venden a grupos que se dedican a la explotación de niños en las esquinas de las avenidas principales. Los rentan para que señoras de origen humilde, los carguen y causen más lástima y puedan obtener ciertos ingresos por gente que se conmueve y les regala unos tantos pesos. Esos niños suelen estar todo el tiempo drogados, dormidos, porque así vinieron al mundo y así habrán de dejarlo.

Los otros, los que no tienen adicciones antes de nacer ni enfermedades venéreas heredadas ni deformidades ni síndromes de abstinencia ni taras notables, son los que se venden más. Están dedicados a la trata de infantes y a la prostitución y a la pornografía infantil. Se venden muchos en territorio nacional, pero también se exportan un tanto más.

Reporta el agente Fonseca y Lima que esta información le ha hecho vomitar, además de que le ha destrozado el corazón. No puede creer la maldad del ser humano, máxime que ha encontrado que es una enorme red internacional de trata de personas que nunca imaginó siquiera que existiera…

¿Continuará?

Parte I

Parte II

Parte III

Parte IV

Parte V

Parte VI

Parte VII

Parte VIII