México, en el índice de crimen organizado

4 de Diciembre de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

México, en el índice de crimen organizado

Le Clercq

Esta semana se presentó el Índice Global de Crimen Organizado, el cual arroja información y conclusiones muy preocupantes sobre la situación de la penetración y extensión de las organizaciones criminales en México. En síntesis, somos un país profundamente penetrado por organizaciones criminales en prácticamente todo tipo de mercados ilegales. El reporte completo puede consultarse aquí.

De acuerdo con los resultados de este índice, México se ubica como entre los países con mayores niveles de criminalidad con una calificación de 7.56 donde 10 representa la peor posición posible. Nuestro país ocupa la muy vergonzosa cuarta posición, solo por detrás de la República Democrática del Congo (7.75), Colombia (7.66) y Myanmar (7.59), y dentro del top ten que se completa Nigeria (7.15), Irán (7.10), Afganistán (7.08), Irak (7.05), la República Centroafricana (7.04) y Honduras (6.98). En términos regionales, somos el segundo país de entre 35 países con los mayores niveles de criminalidad. Lo peor es que todavía existe margen para un mayor deterioro.

¿Qué factores explican estos niveles tan altos de criminalidad? El índice mide la extensión de los mercados criminales y los grados de penetración de diferentes tipos de actores criminales. En lo que refiere a mercados criminales, los datos señalan que somos un verdadero paraíso para la realización de actividades criminales prácticamente en cualquier mercado ilegal. De hecho, en este ámbito México resulta el país peor calificado con una calificación de 8, seguido por Colombia (7.20), Nigeria (7.05), Myanmar (7.05) e Irán (6.95).

Al analizar los diferentes factores estudiados, los datos nos advierten el tamaño de problema que enfrentamos cuando hablamos de penetración del crimen organizado en México: tráfico de personas 7.50, trata de personas 8.50, tráfico de armas 8, crímenes contra flora 7.50, crímenes contra fauna 7, crímenes relacionados con recursos no renovables 7.50, comercio de heroína 8, comercio de cocaína 9, comercio de mariguana 8 y comercio de drogas sintéticas 9. En todos estos casos nuestro país se encuentra entre los peores niveles posibles en comparación a lo que ocurre en otros países.

En lo que respecta a la identificación de los tipos de actores criminales involucrados, México se ubica en la posición 22 con una calificación de 7.13. Lo cual supone que, si bien no somos el país peor evaluado, considerando el potencial existente para explotar mercados ilegales, es de esperar que la situación solo tienda a empeorar con el tiempo y podamos esperar una mayor penetración de actores criminales. Al referir a la existencia de actores criminales, los datos señalan mucha presencia de grupos estilo mafioso y redes criminales, ambos con una calificación de 9, actores criminales dentro del Estado (7) y actores externos (3.50). Como puede observarse, México obtiene una mejor evaluación en este ámbito como resultado de la poca presencia de actores externos, más que propiamente por una baja penetración de organizaciones y redes criminales.

El estudio de la criminalidad se complementa con un análisis de grados de resiliencia ante los riesgos de penetración criminal, lo cual refiere a la fortaleza de instituciones de gobierno, el sistema de justicia, la existencia de actores no estatales y la cooperación internacional. En este caso México obtiene una calificación de 4.46 puntos de 10 posibles, en esta dimensión mientras más alto el puntaje mejor es el resultado, con lo cual nuestro país se ubica en la posición 112 entre 193 países y 24 entre 35 países latinoamericanos. Como lo han señalado ya múltiples estudios e índices, esto implica que tenemos pocas capacidades institucionales para acotar las actividades de las organizaciones criminales y las existentes se utilizan en forma ineficiente.

Una conclusión muy importante del índice: los países que mejor combaten son las democracias, los regímenes autocráticos o mixtos tienen peores resultados. En otras palabras, si queremos enfrentar el problema de la profunda penetración del crimen organizado, con los altos niveles de inseguridad, violencia, corrupción y victimización involucrados, tenemos que fortalecer nuestras instituciones y prácticas democráticas al igual que las capacidades institucionales de seguridad y justicia. Más democracia y mejor capacidad y desempeño institucional, esos son los objetivos que tendríamos que estar persiguiendo como parte de una estrategia más efectiva ante la amenaza criminal.

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