Escenarios climáticos pospandemia

1 de Febrero de 2025

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Escenarios climáticos pospandemia

juan antonio leclercq

Estos días de encierro nos han dejado para el recuerdo imágenes sobre animales salvajes deambulando en espacios urbanos, aguas cristalinas en ríos o canales, mejoras en la calidad del aire en las ciudades y reducción en los niveles de emisiones de gases de efecto invernadero. Pero por más edificantes que puedan resultar estos sucesos, lo cierto es que son solo producto temporal del parón de actividades humanas y no un efecto sostenido resultado de políticas ambientales o climáticas efectivas.

Todo hace pensar que una vez que las actividades sociales y económicas se reactiven, regresarán los niveles de contaminación, las aguas volverán a enturbiarse, continuarán creciendo las emisiones de GEI y las especies salvajes desaparecerán de nuestras ciudades. Y mientras tanto la crisis ambiental global seguirá agudizándose ante la indolencia de la comunidad internacional.

Enfrentar situaciones catastróficas es ahora un escenario real, lo impensable puede ocurrir y esto tienen relación con la ilimitada intervención humana en los ciclos naturales. Un estudio publicado esta semana en PNAS advierte que la crisis climática impactará a las comunidades humanas más rápido y en forma más agresiva de lo que se piensa. Los cálculos señalan que hasta 1.2 billones de personas sufrirán los efectos de temperaturas más altas, especialmente en regiones donde la población vulnerable como consecuencia de marginación y pobreza.

Ante ciclos naturales irreversiblemente alterados por la mano del hombre, la especie humana es en realidad tan vulnerable como pueden resultarlo los ecosistemas u otras especies. La catástrofe ambiental, una catástrofe humanamente inducida, es un escenario cada vez más probable en el contexto del Antropoceno, la irrupción de una época geológica humanamente generada.

La pregunta es si la humanidad, después de enfrentar la pandemia, entenderá las consecuencias sociales, económicas y ambientales de una catástrofe climática y si será capaz de actuar implementando acciones más efectivas y equitativas.

Cuatro posibles respuestas a la crisis ambiental global se perfilan después de la pandemia. En primer lugar, agudización de negacionismo climático, ahora bajo el argumento de que es necesario dar prioridad a la reactivación económica. Nuevos pretextos para los mismos viejos intereses económicos y la falta de voluntad política.

En segundo lugar, insistir en la necesidad de cumplir con los compromisos internacionales expresados en el Acuerdo de París o los Objetivos sobre Desarrollo Sostenible. El problema en este caso, lo supone apostar por compromisos internacionales que eran en sí insuficientes para evitar aumentos en la temperatura por encima de los 2ºC, pero también ante la poca disposición que tendrán algunos estados en cumplir sus metas en el contexto de una recesión económica global y el retiro de Estados Unidos del acuerdo en noviembre próximo.

En tercer lugar, y como resultado del potencial fracaso de Acuerdo de París, surgen nuevas demandas exigiendo metas más urgentes y ambiciosas, al igual que una cooperación internacional más comprometida.

Movimientos como las huelgas estudiantiles encabezadas por la activista noruega Greta Thunberg, los llamados a desinvertir en hidrocarburos o los proyectos embrionarios en torno a un New Green Deal, reflejan un cambio significativo en el debate ambiental y un relevo generacional que alterará las expectativas de acción climática.

Finalmente, hay perspectivas que señalan que, ante la irrupción del Antropoceno, no tiene ya sentido tratar de contener sus efectos para la vida humana y que, por lo mismo, lo que queda es promover el cambio para aprender a vivir bajo las nuevas condiciones climáticas y de naturaleza humanamente alterada. Este enfoque desencantado, asume la inevitabilidad de la catástrofe y sus consecuencias para la vida humana.

Lo que nos ha enseñado la pandemia es que la catástrofe es posible, que no todos los países están preparados para enfrentarla y que esto involucra el sufrimiento potencial de millones personas. El tiempo para actuar se agota.