Marko Cortés asumirá las riendas de un partido que viene en un tobogán electoral (entre 2000 y 2018 perdió cuatro millones de votos), con fuga de liderazgos (dos expresidentes de la República y tres exdirigentes nacionales han abandonado sus filas), con una docena de gobernadores que buscan a tener un papel protagónico en decisiones internas y con la misión de ser oposición a un gobierno como el de Andrés Manuel López Obrador con mayoría en las dos cámaras.
De 41 años, oriundo de Zamora, Michoacán, Marko Antonio Cortés Mendoza será el dirigente 31 de Acción Nacional. Su principal misión, asegura, es reconciliar a un partido que quedó dividido tras la nominación de Ricardo Anaya como candidato presidencial y modificar los estatutos del partido para acercarse más a los temas que preocupan a la sociedad, sobre todo a los grupos que no se sienten representados por Morena ante la Cuarta Transformación.
Parece que el PAN tiene diabetes, pues las heridas no terminan de cerrar…
—Es tiempo de que los panistas nos demos la mano, sin reservas, que cerremos filas, que reconstruyamos, que nos entendamos. Lo llegué a decir en la campaña, pedirse disculpas entre panistas, es necesario que todos nos veamos indispensables, integrados en todo un proyecto.
¿Eso incluye a Fox, a Calderón y a Margarita Zavala?
—A todos. Todos los panistas que se fueron, los que aún están y que quieran seguir en el PAN. El PAN está abierto para todos aquellos que quieran respetar nuestras reglas internas, comprometerse con la causa, con los principios, respetando la institucionalidad. Hago un llamado a todos los que llegaron a militar en el PAN para que, si así lo quieren, regresar, o aquellos que están un poco alejados, para que se acerquen otra vez.
¿Qué incluye su agenda social?
—Las libertades, los derechos, nuestras causas, cuidar la vida, cuidar la familia como un núcleo social básico en una sociedad sana; incluye el hacer del PAN un partido político del cual nos sintamos orgullosos los militantes y que la sociedad sepa con claridad qué somos y qué queremos.
Dicen que Rafael Moreno Valle está detrás de su elección y que con usted comienza a tejerse el proyecto del exgobernador rumbo a 2024. ¿Qué responde a eso?
—Rafael Moreno Valle fue uno de los liderazgos que creyó en un servidor, cosa que yo agradezco. Como recordarás, yo logré el 80% de los votos, estamos hablando de 135 mil votos, y eso fue gracias a un trabajo en equipo muy importante donde concurrimos muchísimos panistas, no sólo Rafael, donde logramos tender puentes.
¿Van por los ciudadanos que no votaron por AMLO?
—Seremos un partido que encabece causas justas y que hagamos equipos con grupos de la sociedad que hoy no se ven representados, no se ven reflejados en las políticas de lo que será el nuevo gobierno federal.
En el año 2000, Fox tuvo 16 millones de votos; en 2018, Anaya logró 12 millones. ¿Cuál es el mensaje para esos cuatro millones de mexicanos que dejaron de creer en Acción Nacional?
—Que llevamos lamentablemente 18 años cayendo, esa es la verdad, ni más ni menos. Debemos parar esa caída. En el año 2000 logramos una votación del 42.5%; en el año 2006 caemos a una votación de 35.9 por ciento; la mayor caída fue en 2012 a un 26 por ciento, y la última caída fue en este periodo final donde pasamos de 26 a 22 por ciento. En otras palabras llevamos 18 años cayendo y parte del reto es parar esa caída, retomar la ruta correcta de triunfos, de confianza electoral.
¿Qué sentimiento le produce que los dos expresidentes de la República emanados del PAN están fuera del partido?
—Ya no tenemos en el PAN tiempo y espacio para proyectos personales o para egoísmos, que lo único que provocan es la desunión dentro del partido; más allá del partido, se trata del país y el país hoy requiere un contrapeso de poder, el país requiere un partido de oposición serio, claro, concreto, fuerte y ese es el PAN.
López Obrador ha dicho que el PAN es parte de la mafia del poder. ¿Hay razones para pensar lo contrario?
—Nosotros hemos impulsado desde el gobierno y desde la oposición los temas en que nosotros creemos, independientemente de qué partido gobierna; es un tema de convicción, de visión, no de coyuntura. Con esas ganas y con esa convicción es que hacemos política.
¿Cuáles son las metas para 2021?
—El doble de legisladores que hoy tenemos y que el partido en el gobierno ya no conserve esa mayoría en la Cámara de Diputados, para darle a México un equilibrio de poder.
¿En algún momento existió el PRIAN?
—Como presidente del PAN, voy a trabajar para tener solamente coincidencias casuísticas, caso por caso, tema por tema, y para mí esos acuerdos que pudieron llegar a ocurrir con partidos se acabarán. Como presidente del partido procuraré que las alianzas electorales serán acordadas con los diferentes actores en lo local, en la coyuntura local y con el aval de los militantes, pero sólo con esa circunstancia, con ese acuerdo de que es una alianza electoral y que se comparte cierta plataforma, pero no hay ni habrá eso que tu denominas como PRIAN.
Usted apoyó muy fuerte la campaña presidencial de Ricardo Anaya. ¿Cuál será el papel de Ricardo en su gestión como líder del PAN?
—Soy panista de convicción y apoyo a todos los candidatos del partido. Su papel será el de un expresidente del partido, el de un excandidato presidencial, que siempre debe de tener su lugar en el partido.
¿Volverá Anaya a la vida política?
—No se ha ido, yo creo que ahí sigue presente, y deberá seguir presente porque es un actor importante y hoy más que nunca necesitamos muchas voces que se levanten y que puedan hablar con claridad de los temas que al país le preocupan.