Fueron 28 años los que Rafael Caro Quintero, nacido en Badiraguato, Sinaloa, pasó en prisión después de ser detenido en Costa Rica el jueves 4 de abril de 1985 por elementos de seguridad del país centroamericano. La captura fue posible después de que el gobierno mexicano contactó al Ministro de Seguridad de ese país para informar que el fundador del Cártel de Guadalajara se encontraba escondido en territorio tico.
Una llamada de su pareja Sara Cosío Vidaurri, sobrina del entonces gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri, a su familia permitió a las autoridades rastrear el lugar en el que se encontraban ambos tras salir huyendo del país por el asesinato de Enrique Kiki Camarena, agente de la DEA.
Fue la presión del gobierno estadounidense encabezado por Ronald Reagan la que orilló al mandatario mexicano Miguel de la Madrid a dejar de lado su cercana relación y protección para los líderes del Cártel de Guadalajara. Al enterarse, el Narco de Narcos decidió confinarse en Centroamérica. Para evitar un conflicto diplomático, el gobierno de México no cesó hasta detener y encarcelar a Caro Quintero y Ernesto Fonseca, Don Neto.
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Ambos fueron llevados al Reclusorio Norte de la Ciudad de México, pero para 1991 el de Badiraguato fue trasladado al penal de Máxima Seguridad de Almoloya de Juárez, en el Estado de México. Hasta 2010 fue movido en distintos reclusorios del país, estuvo en Tamaulipas y Puente Grande, Jalisco, del cual salió caminando en 2013. Esto gracias a que su fue juzgado por un tribunal del fuero común y no por uno del federal, lo cual atentó contra el debido proceso de acuerdo con una reforma constitucional aprobada dos años antes.
Cuando la justicia mexicana buscó revertir el yerro, Caro Quintero ya había tomado las precauciones suficientes para no ser encontrado. La entonces Procuraduría General de la República (PGR) emitió una nueva orden de aprehensión en su contra, la cual evadió por más de ocho años.
Narcisista, egocéntrico, ambicioso y rebelde son características del perfil sicológico de Rafael Caro Quintero. También es primitivo e inquieto, pero con una inteligencia sorprendente. Su vida llena de limitaciones lo acompañó por más de 20 años hasta que sufrió un vuelco gracias al surgimiento y dominio del Cártel de Guadalajara en el tráfico de drogas. Pero el “imperio” tuvo su fin y el inicio del mismo fue el asesinato de Kiki Camarena.
Es justamente este caso uno de los dos por los que la Corte del Distrito de California lo solicita. En México, fue condenado a 40 años de prisión, de los cuales cumplió 28. Ahora, su futuro parece estar mucho más lejos de Badiraguato. En Estados Unidos se frotan las manos por recibir al capo más buscado por la DEA, el mismo por el cual se ofrecía una recompensa de hasta 20 millones de dólares, cinco más que lo que se puede llevar quien ofrezca información de Ismael El Mayo Zambada. GA
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