De 131 centros penitenciarios examinados por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CHDH), 25 tienen una población mayor a tres mil internos (la mayoría de ellos localizados en las entidades más pobladas, como Ciudad de México, estado de México, Jalisco y Nuevo Léon), 38 tienen entre mil y tres mil presos, 42 de ellos entre 300 y 999, 14 albergan entre 200 y 299, y 22 cuentan con menos de 200 reos. Es decir, existen al menos 13 cárceles con la misma población que el Centro Estatal de Reinserción Social de San Miguel de Allende, prisión que obtuvo la mejor calificación en el diagnóstico de la CNDH. La mayoría de los reclusos de 14 cárceles de este rango están encerrados por el delito de robo calificado. Uno de ellos es el penal de Ciudad del Carmen, Campeche, con 293 internos, pero que tiene una calificación de 6.46. Los evaluadores detectaron insuficiencia en la prevención y atención de indigentes violentos, malas condiciones de higiene y deficiencias en la alimentación. Otro penal del mismo tamaño que el de San Miguel de Allende es el de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, con 292 internos y una calificación de 4.77, lo que lo coloca como la cárcel estatal con las peores condiciones en la entidad. Los supervisores detectaron hacinamiento, malos servicios para mantener la salud de la población, deficiente atención a personas en condiciones de aislamiento, insuficiencia de custodios y presencia de actividades ilícitas. De las 13 prisiones que tienen una población equiparable a la de San Miguel de Allende, cuatro son femeniles (Ciudad Juárez, Chihuahua, 205 internas; Tepepan, CDMX, 219; Tanivet, Oaxaca, 223, y Ciudad Serdán, Puebla, 293 internas) y su promedio es de siete puntos de calificación. [caption id="" align="alignnone” width="709"] rutina. Las actividades en la prisión comienzan a las 6 de la mañana y el desayuno se sirve a las 9; la comida es a las 2 de la tarde y la cena a las 6 de la tarde. El reglamento señala que a las 7 de la noche todos los reos debe estar en sus celdas y a las 9 de la noche está prohibido tener luces encendidas. Foto: Jorge Villalpando / ejecentral[/caption] Entre los aspectos susceptibles de mejora están la insuficiencia en los procedimientos para la remisión de quejas de probables violaciones a los derechos humanos, malas condiciones en las zonas de ingreso y en dormitorios, insuficiencia en los programas para prevenir adicciones y falta de opciones educativas, laborales y recreativas. Entre los reclusorios con población y dimensiones similares a los de San Miguel, los sotanearos son los penales de Tecomán, Colima, con 5.51 puntos; el de Huimanguillo, Tabasco, con 5.50; Fresnillo, Zacatecas, con 6.12; Santiago Papasquiaro, Durango, con una calificación de 6.56, y el de Zitácuaro, Michoacán, con 6.92. En todos ellos, a pesar de ser centros penitenciarios relativamente pequeños, se han reportado riñas, grupos que se disputan el control interno, hacinamiento, malas condiciones en la atención médica y escasez de alternativas para estudiar, trabajar o recrearse. ( Foto: Jorge Villalpando / ejecentral )
ES DE INTERÉS | La cárcel de la que nadie quiere escapar VIDEO: La mejor cárcel de México