Quehacer diplomático

2 de Enero de 2025

Omar Hurtado
Omar Hurtado

Quehacer diplomático

Omar Hurtado Ok

Analistas han puesto en entredicho la reciente designación del exgobernador de Chiapas, Rutilio Escandón, como Cónsul General en Miami, debido a su nombramiento político y alejado del quehacer diplomático, particularmente en este momento de la relación bilateral México-Estados Unidos que se avecina, donde las designaciones diplomáticas y consulares deberán desempeñar un papel fundamental en la próxima presidencia de Donald Trump.

Raymundo Riva Palacio y Alejandro Envila (Eje Central) consideran un grave error tal decisión de un exgobernador que dejó sumamente lastimado al Estado de Chiapas, en temas de seguridad, crimen organizado y migración, asuntos sensibles para México y para el futuro presidente estadounidense, quien como presidente electo tiene su centro de operaciones en Mar-A-Lago y que seguramente también lo hará eventualmente como presidente en funciones, muy cerca del flamante nuevo cónsul mexicano. Se suma, acota Envila, la presencia de Marco Rubio, también de Florida, secretario de Estado designado por Trump, incompatible con el Foro de Sao Paulo y dictaduras como la cubana, nicaragüense y venezolana y de gobiernos compinches como el mexicano. El exgobernador, subraya Riva Palacio, es la antítesis de lo que el nuevo gobierno de Estados Unidos desearía como representantes diplomáticos.

La pregunta pertinente es sí esto será la antesala y un mal presagio para la política exterior del nuevo gobierno mexicano y se continuará viendo a las embajadas y a la diplomacia como destinos para exgobernadores protegidos y recompensados; de nombramientos diplomáticos políticos, que sin ser de carrera, se niegan a desprenderse de los cargos y del presupuesto público; y de embajadas mexicanas vistas como lugares de retiro, como la privilegiada y muy comentada en el cuerpo diplomático en Países Bajos, diatribas que no corresponden a un servicio exterior serio y de altura. Se corre el riesgo que el servicio exterior quede sujeto a embajadores de eficacia y reputación cuestionables.

Es necesario dar un viraje definitivo a la fracasada política exterior del sexenio anterior y remontar la presencia y la imagen de México, al que se percibe como poco serio en materia internacional, arrastrado por el autoritarismo, el crimen organizado, la violencia y corrupción. También sería importante que la cancillería mexicana ocupe el lugar que le corresponde, ante la marginación y la lamentable insolencia que la caracterizó en el sexenio pasado. Si bien el presidente es el encargado de dirigir la política exterior, un canciller sin agallas y sin la suficiente capacidad y habilidad para interaccionar con el Jefe de Estado, su trabajo resulta irrelevante, como sucedió en el primer piso del obradorismo.

Será necesario volver a la diplomacia como el arte de negociar y resolver conflictos de manera pacífica y romper el esquema del bravucón del barrio que hizo trizas a la política exterior desde un atril público (las aciagas mañaneras), que acarreó tantos desatinos a nuestro país. Las amenazas y la relación con Estados Unidos que tradicionalmente ha oscilado entre la cooperación y las tensiones, requerirán de un diplomático idóneo en Washington, que pueda encabezar los cabildeos necesarios y la construcción de alianzas y contactos ¿proseguirá en su cargo el embajador mexicano actual? Sería conveniente refrescar la representación diplomática ante su desgaste, la realidad bilateral que se avecina y nuevos presidentes en ambos lados de la frontera norte.

Asumimos que la cancillería mexicana ya dispone de un sesudo estudio sobre los reales alcances y viabilidad jurídica y operativa de las amenazas del próximo presidente estadounidense, sobre migración, aranceles, crimen organizado, terrorismo y extra-territorialidad, ajeno a falacias, patriotismos exacerbados, golpes de pecho nacionalistas y discursos y efectos para la política interna, producto de la clase política mexicana, la comentocracia y el propio gobierno, diría Jorge Castañeda (El Universal).