Guatemala: nuevo presidente, élites y crimen organizado

26 de Diciembre de 2024

Omar Hurtado
Omar Hurtado

Guatemala: nuevo presidente, élites y crimen organizado

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El pasado 14 de enero tomó posesión el nuevo presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, sin mayoría en el Congreso, en un difícil contexto político, que indicaría que las fuertes presiones que ha tenido como candidato y en la toma de posesión continuarán.

El presidente se ha pronunciado por “reestructurar el Estado”, combatir la corrupción, salvaguardar la democracia y aplicar equitativamente la ley, pero persiste un amplio malestar hacia el nuevo mandatario, de grupos políticos y de élites empresariales muy arraigadas al poder y a los beneficios económicos, mismos que han pretendido anular los resultados electorales y criminalizar al Movimiento Semilla, en un contexto de un afincado deterioro del estado de derecho y una Fiscalía General acostumbrada a socavar la ley y el orden constitucional.

En la interesante publicación “Elecciones en Guatemala: entre el poder y la impunidad” y otras publicaciones, el colectivo InSight Crime describe el férreo control que mantienen las élites en ese país, mediante un corrupto sistema de alianzas que permite eliminar rivales, garantizar la impunidad y obtener capital ilegal.

En este escenario participan, subraya InSight Crime, grupos o “bloques” vinculados con los partidos políticos Vamos, Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), Valor y Cabal. Destacan élites económicas tradicionales; coaliciones políticas en el Congreso y en los Consejos Municipales; cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad (llamados CIACSs), formados durante la guerra civil e integrados por generales del ejército y agentes de inteligencia, que favorecen la impunidad y la actividad criminal como el contrabando y el narcotráfico, además de organizaciones de narcotraficantes, cuyos vínculos con el gobierno permiten blanquear ganancias y gozar de protección judicial.

La confrontación política que le espera al presidente Arévalo no es la única, ya que el crimen organizado también se constituye en una amenaza para su gobierno, en el cual participan antiguos miembros del ejército y de órganos de inteligencia y de policía. De acuerdo con información disponible, también se asoma la presencia de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.

Además del tráfico de drogas ilegales el crimen organizado también está involucrado en el cultivo de marihuana, coca y amapola, en el tráfico de personas y armas, secuestros y extorsión. La topografía guatemalteca y su diversidad climática facilita la siembra de varios cultivos ilícitos, destaca InShigt Crime. Tanto México como Guatemala han tenido que blindar de emergencia la frontera común ante la presencia de estos grupos criminales, particularmente en la zona sur de Chiapas y en el Departamento de San Marcos.

Aunque México fue representado por la canciller mexicana en la toma de posesión del presidente guatemalteco, ello muestra, afirmaron analistas, irresponsabilidad del presidente mexicano, con un país geopolíticamente muy importante para México que requería el más alto nivel, con el que compartimos una frontera altamente porosa donde impera la corrupción, el contrabando, el tráfico de personas, de armas y de drogas y la presencia de maras; país que requiere estabilidad política en función también de los intereses nacionales de México y cooperación en seguridad y migración… ¡vaya usted a saber! algo está fallando en las estrategias de nuestro país en esos temas de “la mejor política exterior es la interior” y en “abrazos y no balazos”. Yo nomás digo, usted dirá.