Termina 2023 y empieza 2024 con amplias expectativas y esperanza en varios sectores sociales venezolanos y recelo, escepticismo y desconfianza en otros, en torno a las próximas elecciones presidenciales programadas para el segundo semestre de 2024, con el fin de remover un sistema político autoritario y reconstruir el marco institucional y la división de poderes perdidos, en un contexto de una aguda crisis económica y restricciones a las libertades civiles esenciales. Esta situación ha propiciado, desde 2015, una migración de alrededor de 7 millones de venezolanos, en una población de 28 millones de habitantes.
Ante la crítica situación, afirman especialistas, es obvio que el mandatario venezolano no tiene la altura de un jefe de estado, incompetente, y sí de un tirano para gobernar y conservar el poder. Con procesos violatorios constitucionales y electorales, Maduro cumplirá 12 años en el poder en 2025, a los que se suman otros 14 años de su antecesor Hugo Chávez. Afirman, que estamos ante la demagogia en su más alta expresión.
En octubre de 2023 el gobierno venezolano y la Plataforma Unitaria de la oposición, firmaron el Acuerdo Parcial Sobre la Promoción de los Derechos Políticos y Garantías Individuales para Todos, para celebrar las mencionadas elecciones presidenciales, con presencia de misiones internacionales, actualización del sistema electoral y equilibrio electoral justo.
Pero surgen dudas, si en verdad Maduro y su élite están dispuestos a dejar el poder y cumplir el acuerdo firmado. Perder el control del Estado deja al presidente venezolano muy vulnerable ante denuncias de violación a los derechos humanos, detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones forzosas. Desde 2017 la Corte Penal Internacional investiga a Maduro, quien ha intentado disuadirla con varios recursos judiciales, asegura que el proceso en su contra es un complot de Estados Unidos.
Hoy se perciben tropiezos para las elecciones de 2024, como son las inhabilitaciones gubernamentales a candidatos de la oposición para participar, como es el caso de María Corina Machado y la detención injustificada de personas por motivos políticos. Machado, quien fue la candidata favorita en las elecciones primarias de octubre de 2023, al alcanzar el 90 por ciento de los votos, puede ser crucial en las elecciones contra Maduro, el actual presidente no desea enfrentarse a Machado en elecciones presidenciales con observación técnica internacional.
El gobierno de Venezuela accedió a autorizar las primarias de la oposición, mediante un acuerdo con Estados Unidos y la oposición a cambio de que suavizara las sanciones impuestas por Donald Trump sobre las industrias petroleras y de gas venezolanas.
Creemos que estas elecciones estarán plagadas de contratiempos y triquiñuelas gubernamentales, incluso, podrían posponerse o suspenderse ante la posibilidad de que Maduro se aferre al poder, su gobierno tiene un historial de incumplimiento de sus compromisos y aún no están dadas las condiciones para realizar elecciones equilibradas, limpias y libres.
En sistemas electorales autoritarios como el venezolano, es necesario que la oposición se mantenga unida, asista a las urnas y defienda el voto, una victoria abrumadora es la mejor protección contra el fraude. La observación de la comunidad internacional es indispensable en el proceso electoral y es evidente que sin una transición democrática la crisis persistirá. Queda la incógnita si el acuerdo electoral firmado logrará un cambio hacia la democracia o permitirá la continuidad de Maduro.
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