Quienes lo vieron no podían creerlo. Una semana después del primer debate entre aspirantes a la gubernatura del Estado de México, la independiente, Teresa Castell, se fue a celebrar a la nada discreta Brasserie Lipp. Fue a media tarde, donde tenía una mesa redonda con varios periodistas a quienes invitó a pasar un buen rato con champaña. Dicen quienes la escucharon, que presumía que le había ido excelentemente en el debate y que lo consideraba una victoria redonda. ¿A qué se refería? Quienes lo vieron no alcanzaban a entender por qué también prometía a ese grupo, que decía que la habían apoyado, que les iba a ir muy bien. Ya veremos los resultados en las elecciones para entender de qué hablaba doña Tere.