Este jueves, Finlandia hizo oficial su intención de adherirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que agravó la crisis energética con una severa respuesta de Rusia hacia el continente. La candidatura finlandesa, que tiene altas posibilidades de ser aceptada, es una consecuencia directa de la guerra en Ucrania y se verá imitada probablemente por una demanda similar de Suecia, esperada en los próximos días.
Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró a medios que “la ampliación de la OTAN y el acercamiento de la Alianza a nuestras fronteras no tornan el mundo ni nuestro continente más estables y seguros”.
La decisión de ser parte de la alianza fue dada a conocer por Sauli Niisto, presidente del país, y Sanna Marin, primera ministra, y obedece al problema de seguridad que representa Rusia, ya que comparten mil 300 kilómetros de frontera, y desde la invasión a Ucrania el pasado 24 de febrero, los países limítrofes con la exrepública soviética temen correr con la misma suerte.
Crímenes. Las escuelas en Novomykolaivka, este de Ucrania, tampoco se han salvado de los bombardeos.
Por su parte, el presidente Vladímir Putin afirmó hoy que las sanciones que Occidente ha impuesto a su país repercutirán en el mundo entero. “Sus autores, guiados por ambiciones políticas miopes e infladas, la rusofobia, golpean en mayor medida sus propios intereses nacionales, sus propias economías, el bienestar de sus ciudadanos. Lo vemos, en primer lugar, en un fuerte aumento de la inflación tan solo en Europa”, fueron sus palabras.
Poco después de este mensaje, el gigante del gas ruso Gazprom anunció que dejaba de usar un importante gasoducto polaco, el Yamal-Europa, para sus envíos a Europa. Cabe destacar que la fuerte dependencia de la Unión Europea de la energía rusa impide por ahora que las sanciones contra Rusia incluyan las importaciones de petróleo y gas, toda vez que sus estados miembro no han encontrado una solución para abastecerse del energético en otras fuentes.
Tales acciones generaron varios pronunciamientos en contra de Rusia, entre los que se encuentra el de Alemania, cuyo ministro alemán de Energía, Robert Habeck, quien acusó al país de usar la energía como “un arma”, y hasta el momento no ha recibido respuesta.