La economía de un país se ve indudablemente dañada cuando se presentan protestas sociales en él; que, aunado al bajo crecimiento económico de América Latina, hace que el efecto sea aún mayor, impidiendo que las naciones puedan reducir las tasas de pobreza extrema.
De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la polarización extrema, la crisis de constitucionalidad y los cambios muy frecuentes de gobierno siempre terminan “desbordándose” al campo económico.
En entrevista con EFE, José Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal afirmó que la mala política puede matar la economía. “Cuando los países entran en círculos viciosos de protestas sociales y desestabilización, la economía sufre mucho”, dijo.
La situación actual que atraviesa Perú es prueba de ello. Tras más de seis semanas de protestas en las que se exige la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el adelanto de las elecciones, el país ya ha presentado escasez de alimentos y productos básicos, así como también de combustible.
Al respecto, Salazar-Xirinachs advirtió que se necesitan “diálogos” inmediatos para detener las protestas y dar pie a una negociación, aunque reconoció que no se trata de una tarea fácil. “Cuando hay un ambiente en el que la gente está enardecida y resentida (...), es difícil para el diálogo”, expresó.
Crecimiento económico menor
Las previsiones más recientes de la Cepal señalan que América Latina tendrá un crecimiento económico menor este año, alcanzando una tasa del 1.3% en comparación al registro de 3.7% del 2022.
Por lo tanto, los expertos señalan que la “pobreza no bajará" en América Latina este 2023, cuyos países mantienen en conjunto un umbral del 32% —201 millones de personas—; aunque se espera que algunas de las naciones que estén por encima del crecimiento medio proyectado sí puedan reducir los números. RM
Con información de EFE.
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