Un puñito de arándanos o unos orejones son un excelente snack. Las frutas deshidratadas generan mucha polémica en cuanto a su aporte calórico, pero depende de cómo las incluyas y combines en tu dieta el efecto final que tendrán sobre tu peso. Al ser el resultado de la evaporación del agua de la fruta fresca, quedan secas y de menor tamaño, pero con mayor concentración calorías; por lo que comer media taza de fruta deshidratada equivale a 1 taza de la misma fruta fresca, en cuanto a los nutrientes, podemos decir que se pierde alrededor del 20% de su contenido en vitamina A y C, pero conserva intacto el contenido en vitamina B.
La fruta deshidratada NO “engorda” si:
- Llevas una alimentación balanceada rica en vegetales, proteínas y grasas saludables. Realizas al menos cinco veces a la semana una rutina de ejercicio cardiovascular, además de pesas
- La consumes con moderación para recibir sus aportes nutritivos y no como un alimento libre para picar entre comidas
- La comes en las porciones recomendadas
La fruta deshidratada “engorda” si:
- Sustituyes por completo la fruta fresca por la deshidratada y comes más
- Tu alimentación no es balanceada, comes un exceso de cereales y carbohidratos refinados
- Tienes resistencia a la insulina o diabetes
- No practicas ningún tipo de ejercicio o pasas más de cinco horas al día sentada
- Te excedes en las porciones recomendadas
Recuerda que algunas frutas deshidratadas contienen azúcares, jarabes y aceites añadidos. Así que, te recomendamos revisar la etiqueta o lista de ingredientes, así como el tamaño de la porción.