Primero Paulina, ahora Otis; Acapulco pierde, pero puede ganar
La presencia del huracán “Otis” en Acapulco representó un hecho inédito que dejó daños vistos solo hace 26 años con “Paulina”; sin embargo, no todo es perder
Árboles, piedras, arena, puertas y basura. Esto y más es lo que los habitantes de Acapulco se encontraron afuera de sus casas, en las calles y avenidas, en las inmediaciones de los hoteles que, a pesar de seguir en pie, reflejan el poder de “Otis”. Son postales difíciles de digerir, sobre todo para quienes tienen en el puerto y zonas aledañas sus hogares y centros de trabajo.
Para encontrar imágenes similares es necesario hacer memoria y remitirse 26 años atrás, cuando el huracán “Paulina” también causó estragos. Y es que “Otis” irrumpió para “desplazarlo” como el ciclón más poderoso en la costa de Guerrero.
Paulina
Fue el 9 de octubre de 1997 cuando Paulina tocó tierra en Acapulco como huracán categoría 4 en la escala Saffir-Simpson. Con vientos cercanos a los 250 kilómetros por hora y severas lluvias su paso dejó numerosos deslaves y desbordamiento de los ríos La Sabana, El Camarón y Papagayo; así como la clausura del paso a desnivel que se encontraba en la avenida Costera Miguel Alemán.
El Centro Nacional de Prevensióon de Desastres (Cenapred) dio a conocer a finales de mes que se recogieron hasta tres mil toneladas de basura al día y se encontraron depósitos de arena de hasta tres metros de altura.
En cuanto a viviendas hubo afectaciones en 25 mil inmuebles, de los cuales cinco mil sufrieron daños graves. Se totalizaron 150 mil damnificados, correspondientes a 10 mil familias. Los daños materiales se estimaron en 80 mil millones de pesos (930 mil millones de pesos actuales).
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Tras el paso del huracán, 868 escuelas se quedaron sin actividad; en 25 de esos planteles se padecieron daños considerables. Los servicios médicos ofrecieron siete mil 500 consultas y realizaron 300 curaciones; además, se aplicaron 48 mil dosis de vacunas contra enfermedades como tosferina, tuberculosis, sarampión, poliomelitis y difteria.
Movimiento Ecológico Mexicano estimó en 15 años la recuperación del entorno natural de la costa, el cual se vio severamente afectado por el paso del huracán.
Por otro lado, de acuerdo con las cifras oficiales “Paulina” dejó 120 muertos en Acapulco. “El Ayuntamiento regala los ataúdes y el enterramiento”, publicó el diario El País unos días después de la tragedia que golpeó Acapulco y que causo sorpresa a nivel nacional e internacional.
Otis
Pasaron 26 años y 15 días para que Acapulco volviera a sentir la fuerza de la naturaleza con un huracán de alto impacto. Al haber pasado después de “Norma”, tocaba la letra “O” y un nombre masculino: Otis. Este fenómeno meteorológico tuvo un progreso inesperado, ocasionado por el calentamiento global. Pasó de tormenta tropical a huracán categoría 4 y después a 5 (máximo nivel) en cuestión de horas, sorprendiendo a los especialistas en el tema.
Fue el 25 de octubre pasado cuando “Otis” golpeó Acapulco. Con vientos superiores a los 250 kilómetros por hora y lluvias fortísimas este ciclón. El 80 % de los hoteles y 23 puntos carreteros sufrieron daños.
El gobierno federal reportó 150 mil viviendas dañadas y 250 mil familias damnificadas. Medio millón de personas se quedaron sin energía eléctrica y por unas horas los sensores de Sky Alert quedaron inservibles, lo que añadió un deo de preocupación extra entre los habitantes al sabe que, en caso de un sismo, no habría advertrencia.
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Palacio Nacional
Los daños materiales fueron estimados en 16 mil millones de dólares (284 mil millones de pesos) por parte de la empresa calificadora Fitch&Ratings.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) reportó 341 escuelas afectadas y su titular, Leticia Ramírez Amaya advirtió que no se forzará el regreso a las aulas hasta que se garantice la atención médica y sicológica que necesitan alumnos y maestros.
La iniciativa privada estimó la reconstrucción de Acapulco en un plazo no menor a dos años y estimó una cifra de 300 mil millones de pesos para tal encomienda.
“Otis” dejó 48 muertos y 31 desaparecidos, informaron las autoridades federales; así como el desplazamiento de 12 mil 300 turistas que se encontraban en Acapulco previo al contacto con tierra del huracán, de acuerdo con Miguel Torruco, secretario de Turismo.
Hay oportunidad
Como pregona el proverbio chino en cada crisis hay una oportunidad. La decadencia del puerto de Acapulco como destino turístico en los últimos años y el paso de “Otis” son dos momentos bajos que propician un escenario para resurgir y no solo impulsar la reconstrucción, sino también rediseñar y refundar este lugar que hace décadas era considerado un atractivo a nivel internacional.
Desde 1980 el declive ha sido notorio. La Secretaría de Turismo ha referido que entre 1970 y 1980 (considerada como la década más alta en concurrencia) Guerrero —alimentado en este sentido principalmente por Acapulco— aportaba el 9 % al PIB turístico nacional; mientras que de 1980 al año 2000 el indicador pasó al 5 % y para el lapso de 2003 a 2019 solo aportó el 2 %.
Esta situación tiene distintos factores. El asentamiento del crimen organizado y el impulso de otros destinos turísticos en el país, como Puerto Vallarta y Cancú, son situaciones que han contribuido.
Ahora, “Otis” representa una oportunidad de no solo salir de la crisis, sino también de relanzar a Acapulco y volverlo a posicionar en el mapa no solo a nivel nacional sino también internacional. Como dice la sabiduría popular “el nombre acompaña” y el significado del nombre del huracán (de origen afroamericano) que acaba desolar el puerto significa “riqueza, fortuna”.
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