La región de América Latina y el Caribe tendrá de aquí al 2030 una reducción de entre 1.3% y 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita debido al aumento de las temperaturas a causa del cambio climático (sin considerar que el fenómeno pudiera desencadenar otros problemas). Esto podría generar 3.2 millones de personas en situación de pobreza adicionales.
Este fue uno de los problemas que le esperan a la región, dijo José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), esta mañana en la primera reunión del Comité de Apoyo a la Aplicación y el Cumplimiento del Acuerdo de Escazú que se llevó a cabo en Santiago de Chile.
La reunión fue para dar inicio a los trabajos de los primeros siete miembros del comité que echará a andar el Acuerdo de Escazú, cuyo nombre completo es Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, y que de acuerdo con Salazar es el resultado de recorrer “un largo camino de construcción regional colaborativa”.
Salazar agregó que el Acuerdo, cuyas bases de funcionamiento dependen en buena medida del Comité que hoy inicia, es muy necesario “para nuestra región que cuenta con una riqueza natural extraordinaria, pero que está muy seriamente tensionada y desafiada”.
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Como ejemplo de esto, el funcionario puso la reducción del 94% en la abundancia de poblaciones de especies biológicas que se ha dado desde 1970, que los glaciares de los Andes tropicales han perdido al menos un 30% de su área desde 1980 y la erosión del suelo que afecta a gran parte del continente y los “eventos de sequía extraordinarios”, además del pronóstico de pérdida del PIB.
Por su parte, María Cecilia Nicolini, secretaria del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina y presidenta de la segunda Conferencia de las Partes (COP 2) del Acuerdo de Escazú, dijo que la triple crisis planetaria (el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación) “golpea a nuestra querida América Latina y el Caribe como a ninguna otra, debido a nuestras vulnerabilidades”.
Esto “se conjura con los niveles de pobreza”, pues se trata de la región más desigual del mundo, añadió Nicolini, quien también hizo mención a la violencia política que se vive en la región ejemplificada por el reciente asesinato en Ecuador del candidato presidencial Fernando Villavicencio y en general, “la violencia instalada en nuestras sociedades”.
Para Nicolini, el Acuerdo de Escazú tiene que servir también como una herramienta de desarrollo, “para fortalecer nuestras democracias” y como una herramienta de paz para defender a quienes defienden los territorios.
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