Un oficial del ejército colombiano que había sido secuestrado el fin de semana fue asesinado por sus captores, presuntos guerrilleros disidentes, según denunció el gobierno este lunes.
El subteniente Cristian Calderón fue tomado como rehén el sábado cuando viajaba por carretera con líderes sociales y funcionarios de la alcaldía de Sevilla, un municipio del suroeste de Colombia, en el departamento del Valle del Cauca.
El ejército informó que un comando del grupo Adán Izquierdo, de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la guerrilla cuyo grueso de combatientes firmó la paz en 2016, interceptó al militar y sus acompañantes.
Los rebeldes capturaron a Calderón y dejaron ir a los civiles. En las últimas horas las autoridades recuperaron un cuerpo que “corresponde a nuestro oficial”, dijo la Tercera Brigada militar en un comunicado.
El presidente Iván Duque, en su cuenta de Twitter, culpó a los rebeldes disidentes del secuestro y asesinato del subteniente.
“El oficial fue plagiado en momentos en que adelantaba estudios técnicos para construcción de vías (...), para beneficio de las comunidades. Denunciamos que su crimen es una clara violación de los derechos humanos” y del Derecho Internacional Humanitario, escribió Duque.
Después del acuerdo de paz que terminó con un conflicto de más de medio siglo con las FARC, cientos de combatientes siguieron en armas reivindicando la rebelión armada.
Los disidentes operan en apartados puntos del país y se financian con el narcotráfico y la minería ilegal, según inteligencia militar.
El pacto de paz condujo a la desmovilización de unos 13 mil hombres y mujeres, entre ellos unos 7 mil combatientes, de los cuales cerca de 300 han sido asesinados en ataques que involucran a sus antiguos compañeros o fuerzas también alzadas en armas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Sin un mando unificado, las disidencias cuenta con unos 2mil 500 miembros, de acuerdo con las autoridades.