Lo que se conoce como El Niño —caracterizado por un mayor calentamiento del Océano Pacifico— podría terminar a mediados de este año. Esto daría inicio a La Niña, que si bien significa una reducción de temperaturas en algunas partes del mundo, no significa necesariamente una buena noticia.
El fenómeno de La Niña efectivamente podría bajar el termómetro en las zonas costeras del Pacífico, pero también trae consigo mayores sequías, especialmente en el continente americano.
Aunque los pronósticos hechos durante la temporada de primavera tienden a ser menos confiables, existe una tendencia histórica de que La Niña siga a los fuertes eventos de El Niño”, informó el Centro de Predicción Climática (CPC) del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
Según las observaciones climatológicas, existe un 55% de probabilidades de que se desarrollen condiciones de La Niña entre junio y agosto, lo que ya ha puesto en alerta a los sistemas de producción alimentaria.
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Y es que los sembradíos serían los principales afectados por La Niña, pues aunque se esperan algunas lluvias excesivas en el centro y sur, el norte del territorio entraría en una fase de sequía severa.
Asimismo, las condiciones de sequedad se extenderán hasta el invierno.
El evento climático de La Niña puede durar de nueve meses a tres años, y en periodos anteriores, comenzaba a mediados de año, alcanzaba su intensidad máxima en los últimos meses y se debilita a mediados del año siguiente.
Asimismo, es importante recordar que suele presentarse con menos frecuencia que El Niño.
Sin embargo, con las condiciones actuales debido a la emergencia climática, es posible que su evolución y duración sea distinta.
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BM