Las minutas de la pasada junta de política monetaria del Banco de México revelaron que los miembros de la Junta de Gobierno mostraron preocupación porque el resultado del Producto Interno Bruto (PIB) del país está alejado de la trayectoria de largo plazo, pese a que tuvo un resultado positivo en el tercer trimestre de 2022. Advierten de “un escenario de menor actividad económica”.
Entre otras preocupaciones, su informe que sirve para el escrutinio sobre la última decisión monetaria, se observa que las presiones inflacionarias comienzan a ceder, pero el ciclo de alza de tasas aún está sobre la mesa, aunque a un menor ritmo, pero seguiría ahorcando a la demanda de mercancías, que es una de las finalidades que persigue el instituto para frenar el alza de precios.
Un nuevo aumento en la tasa de interés reduciría la demanda de bienes y servicios a crédito y, por consecuencia, traería un alivio para los altos precios para el resto de la población.
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El banco central no descartó que los siguientes movimientos serían de 50 puntos base, que llevaría a la tasa de interés a un histórico 11 %, lo que dañaría al mercado interno que a penas está recuperando la senda tras la crisis sanitaria.
Estás medidas para aliviar las presiones inflacionarias han sido criticadas duramente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que él las considera como un freno para la expansión económica del país, y ha mencionado que hay otras alternativas para reducir el impacto inflacionario, aunque no ha dicho cuáles.
Las presiones en general están cediendo, pero de manera particular, las mercancías alimenticias continúan con incrementos a doble dígito, y es la parte que más afecta a la población vulnerable.
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