Posible, un sismo de enorme magnitud

19 de Noviembre de 2024

Posible, un sismo de enorme magnitud

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México debe acentuar todas las medidas de prevención, ante la posibilidad de un sismo mayor en la Brecha Sísmica de Guerrero

El sismo del pasado 7 de septiembre debe servir como recordatorio del peligro al que está expuesta la costa del Pacífico y varias ciudades del interior, especialmente la capital (por su tipo de suelo), por lo que debemos estar preparados, advirtió el geofísico Gerardo Suárez Reynoso.

En entrevista con ejecentral, el investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM, explicó que si bien fue un sismo grande por su magnitud de 7.1 y liberó energía, no fue suficiente “como para poder decir que esta zona de Guerrero ya es una zona que representa un peligro menor”.

El especialista refiere que la llamada Brecha Sísmica de Guerrero

es donde choca la Placa Continental de Norteamérica y la Placa Oceánica de Cocos. Este choque se calcula a una velocidad de convergencia de seis centímetros por año, lo que significa que anualmente se acumula esa energía elástica y que debe liberarse por uno o varios sismo mayores a 7 grados.

La última liberación de energía se registró entre 1899 y 1911, este último año el sismo reportado fue de 7.5. Desde entonces no se ha liberado energía en ese punto, es por eso que se espera un sismo de 8 o más grados que podría tener consecuencias graves, no sólo para Guerrero, sino hasta la Ciudad de México, y con probabilidad de daños en menor dimensión en otras entidades.

“La diferencia, para ser un poco más cuantitativo, la diferencia en energía entre este sismo que vimos hace unos días (7 de septiembre) y el sismo de 1985, que tanto daño causó a la Ciudad de México, en términos de energía este fue 30 veces más pequeño. “En magnitudes uno dice este es 7.1 y el otro 8.1, (...) pero en energía sí es mucha la diferencia. Entonces necesitaríamos muchos sismos como este para liberar energía, que probablemente se necesite y que lo haría un sismo de mucho mayor magnitud, de 8 o superior. Entonces sí liberó energía, pero no la suficiente”, detalló Suárez Reynoso.

Aunque sí fue capaz de generar un pequeño maremoto que registraron los instrumentos de medición de Acapulco, pero la variación del mar sólo fue de 35 centímetros, por lo que la población no lo notó. Si bien el especialista reconoció que se sigue acumulando energía y por tanto el riesgo, aclaró que no significa que lo ocurrido la semana pasada “marque el inicio de un periodo de actividad o de más actividad o de un ciclo sísmico”.

“El peligro siempre está allí, de que haya otro sismo, por eso lo hemos señalado repetidamente, pero no podemos decir que la presencia de este sismo sea un indicativo en cualquiera de las dos direcciones de que ya no hay problema o de que viene una fase sísmica muy activa o es el preludio de un gran temblor, no tenemos evidencias ni datos ni ninguna forma de afirmarlo”, expuso.

Causas. La irrupción del sismo del 19 de septiembre de 2017 ocurrió dentro de la placa oceánica de Cocos.

Evitar los colapsos

Por eso que el investigador fue enfático sobre la prevención, porque los sismos son fenómenos complejos que no pueden predecirse. “Lo único que nos queda es la prevención. Por un lado es construir mejor, lograr que nuestros edificios no se colapsen, entrenar a la gente para que sepa en su ambiente qué es lo que tiene que hacer. Y por otro lado, como muchos otros países, que la gente esté prevenida con su kit de emergencia y fortalecer la alerta sísmica, porque ha demostrado su efectividad como para sismos como el de Guerrero da hasta un minuto”, puntualizó.

Hay que considerar que si hubiera un sismo de gran magnitud como se espera,

incluso mayor a 8 grados, las ciudades que están en la costa de Guerrero y Chilpancingo, así como la Ciudad de México, serían las más afectadas. En el caso de la franja costera incluso se registraría un tsunami, por lo que se debe preparar a la población para reaccionar, añadió Suárez Reynoso, a un modelo de prevención como lo ha mostrado Japón:

“El temblor de Japón de 2011, que causó muchísimos daños y provocó un desastre nuclear en la planta de energía de Fukushima, fue un temblor de 9.2, en ese caso fue 30 veces más grande en energía que el de 1985 en México. Y ese temblor que sí causó muchos daños, particularmente el tsunami, en la ciudad de Sendai, que es la ciudad más cercana (al epicentro), no tiró un solo edificio, no hubo un solo edificio que se colapsara, yo a eso aspiraría, porque los colapsos de los edificios son los que verdaderamente causan un enorme número de muertes”.

El dato. Hasta la mañana de este miércoles se habían registrado 904 réplicas del sismo ocurrido el pasado 7 de septiembre, todas menores a 5.2 grados.

Ejercicio preventivo

El próximo domingo 19 de septiembre se efectuará el simulacro nacional en conmemoración del 36 aniversario del sismo de 1985 y el cuarto aniversario del sismo de 2017.

Para este simulacro, la hipótesis se basa en un sismo de magnitud de 7.2 grados y la ubicación del epicentro será a 35 kilómetros al este de Acatlán de Osorio, Puebla.

De acuerdo con información de la Secretaría de Protección Civil CDMX, se tienen previstas acciones de repliegue y evacuación; también se instalarán puestos de mando para realizar una evaluación inicial de daños mediante revisión de cámaras de videovigilancia, captura de reportes policiacos, de bomberos, de enlaces de Participación Ciudadana, de habitantes y representantes del gobierno de la Ciudad de México.

Las autoridades de la CDMX recomiendan que, previo a la activación de la Alerta Sísmica, contar con un Plan Familiar de Protección Civil que incluya la identificación de riesgos del inmueble.