¿Por qué el caso de reinfección en Hong Kong no es para alarmarse?

3 de Diciembre de 2024

¿Por qué el caso de reinfección en Hong Kong no es para alarmarse?

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La evidencia científica refiere que es normal que no en todas las personas se genere una inmunidad suficiente ante los virus

Hoy, en Hong Kong, se dio a conocer el primer caso comprobado de reinfección de Covid-19 en un paciente de 33 años y aparentemente sano que había estado infectado hacía cuatro meses y medio de manera asintomática.

Investigadores de la Universidad de Hong Kong explicaron en un comunicado que la reinfección fue descubierta después de que el paciente regresará de un viaje a España. Se descubrió que la secuencia del virus que causó la segunda infección es similar a la variedad que circula en Europa desde julio y difiere del virus que causó la primera infección por 24 mutaciones.

Esta segunda infección tampoco causó síntomas graves al paciente.

La noticia ha despertado cuestionamientos sobre la duración que podría tener la inmunidad que desarrollan las personas ante el virus SARS-CoV-2, sea que la adquieran por infección o por vacuna cuando ésta exista; sin embargo, los inmunólogos, en general, han manifestado que no hay motivo de alarma, y para ello dan varias razones.

Inmunidad variable

Hasta ahora, en los estudios inmunológicos se ha encontrado que las personas desarrollan una fuerte inmunidad; tanto humoral (es decir, con formación de anticuerpos que bloquean al coronavirus), como celular (con presencia de linfocitos T “asesinos” que exterminan al virus), por lo que una inmunidad incompleta o parcial parece ser la excepción más que la regla.

Una posible explicación del caso de reinfección es que el paciente haya desarrollado anticuerpos contra algún antígeno (la porción de una molécula que reconocen los anticuerpos) de la primera variedad del SARS-CoV-2 que lo infectó, y que éstos no hayan reconocido la segunda variabilidad debido a las 24 mutaciones.

Esto es algo que suele ocurrir con muchos de los virus que conocíamos antes de Covid-19, ya que el sistema inmune tiene un comportamiento que científicamente puede ser descrito como “caótico”; lo que se traduce en que no genera los mejores anticuerpos sino los primeros que funcionan.

Para tratar de hacer los mejores anticuerpos, las vacunas que se están desarrollando están orientadas hacia la proteína espiga, la cual resulta clave para que el virus sea infeccioso, y que, si se bloquea, inutiliza al SARS-CoV-2; por lo cual es razonable esperar que no sólo generen inmunidad sino que ésta sea duradera.

Más aún cuando hay estudios que parecen indicar que la inmunidad generada contra otros coronavirus causantes de catarros o gripes leves

puede funcionar contra la infección de Covid-19.

También conviene recordar que es justo por esta variabilidad, tanto en los virus como en la respuesta inmune de las personas, que las vacunas no tienen un 100% de efectividad. Incluso las vacunas contra influenza, que es provocada por un virus con una tasa de mutación mucho mayor que la del SARS-CoV-2), tienen como estándar el de proteger un 50% más que el placebo.

Una portavoz de la Organización Mundial de la Salud pidió considerar qué se trata de un caso de entre los 24 millones reportados hasta la fecha, sin que esto signifique que pueda menospreciarse el caso de Hong Kong. Es posible que, como sucede con la influenza y con otras enfermedades, sea necesario reforzar la inmunidad o, eventualmente, hacer vacunas para distintas variedades del SARS-CoV-2.